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Ministros prisioneros de sus palabras

El recorrido de los miembros del Gobierno explica de dónde vienen y a dónde pueden llegar

 

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'Contará con los mejores'. La evasiva, pronunciada por el PP hasta dejarla sin efecto antes de que fuera anunciada la composición del Gobierno, era también un deseo. Siendo o no los mejores, los 13 nombres del primer Gobierno de Rajoy sí acreditan un recorrido que permite aplicarles la prueba del algodón evangélica: 'Por sus hechos los conoceréis'.

Ninguno es nuevo y todos son prisioneros de sí mismos. En su equipaje hay palabras que dicen de dónde vienen y a dónde pueden llegar. Soraya Sáenz de Santamaría es una excepción a su manera, al acartonar su discurso hasta el argumentario evitando derrapes. Si tiene opiniones, no las enseña. Su diccionario es el PP.

El rechazo del derecho al matrimonio homosexual y al aborto es un tic constante en el Gabinete

García-Margallo, ministro de Exteriores, o la responsable de Empleo, Fátima Báñez, se sitúan en este mismo perfil desapasionado y tibio, casi una trinchera. En el extremo opuesto, con aires de verso suelto 'rebelde', ha dicho de sí mismo, está el titular de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. Su defensa simple acatamiento de la ley de la igualdad de derechos para los homosexuales le hace un ministro ajeno sólo en las formas a la métrica de Rajoy.

La crisis pasa factura. También al nuevo Gobierno. 'No hay burbuja inmobiliaria', defendió en 2003 el ministro de Economía, Luis de Guindos. 'Tenemos un sistema financiero muy solvente, que hará que la crisis no tenga impacto en nuestra economía', pronosticó en 2007 Miguel Arias Cañete, titular de Agricultura. Un político diáfano, lo mismo al defender a los 'camareros maravillosos' que le servían pan con 'manteca colorá' que para oponerse al matrimonio gay, defender la energía nuclear o rechazar impuestos para la banca. Cristóbal Montoro, responsable de Hacienda, era un declarado defensor de la fiebre inmobiliaria porque programaba 'un incremento del ahorro, y eso es muy bueno'. Eran otros tiempos, cuando alabó 'el comportamiento de la construcción, que ejerce de motor económico'.

Los titulares del área económica negaron las causas que degeneraron en la crisis

Hay más pistas. El ministro de Industria, José Manuel Soria, aplaude fervoroso la energía nuclear, y el de Defensa, Pedro Morenés, ligado a la industria bélica, pedía al Estado un gasto que era su beneficio: 'Nos debería dar vergüenza ser el país aliado que menos gasta en Defensa', se quejó en 2007. Con el mismo corsé liberal, José Ignacio Wert, titular de Educación, ha abrazado la poda de profesores en la enseñanza pública promovida por Esperanza Aguirre.

Patrimonializar conceptos como vida o familia es un tic que se repite en el nuevo Gobierno. Ana Mato, ministra de Sanidad, afirmó que la última reforma de la Ley del Aborto es 'una barbaridad' frente a este 'drama'. En Interior, Jorge Fernández Díaz es rabiosamente contrario a este derecho y al matrimonio homosexual. Su regulación 'ofende a cualquiera con un mínimo de conciencia sobre la dignidad del ser humano y la familia'. La ministra de Fomento, Ana Pastor, también ha definido a la familia como 'pieza fundamental de la sociedad.

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