Carlos Fabra dejó la presidencia de la Diputación de Castellón el pasado junio. Sin embargo, a los pocos días emprendió su tradicional periplo estival por todos los pueblos de la provincia, algo que muchos interpretaron como la retención de facto del poder que ha ejercido durante 16 años. Y ayer, seis meses después, no pocos hacían una lectura similar al nombramiento de la diputada Esther Pallardó como vicepresidenta cuarta de la institución.

Pallardó, que accede al cargo tras la renuncia a su escaño en la Diputación del vicepresidente tercero, Vicent Aparici, es edil de Seguridad Ciudadana en Burriana y hasta ahora la diputada responsable del área social de la Diputación. Pero, al margen de esto, tiene una particularidad personal: es la pareja sentimental de Carlos Fabra desde que ejerciera para él de responsable de prensa.

Su nombramiento, además, se produce en plena pugna por la presidencia del PP provincial. Un puesto para el que Fabra también había anunciado su renuncia, pero que, tras ver cómo sus afines Aparici, Francisco Martínez o la misma Pallardó perdían peso en la Diputación, ahora insinúa reeditar. Ante esta situación, Javier Moliner, actual presidente de la Diputación y principal candidato al liderazgo provincial del PP, podría haber cedido la vicepresidencia a la pareja sentimental de Fabra en señal de buena voluntad.

Pallardó, que protagonizó un escándalo hace tres años al salir a la luz que facturaba a la Diputación el doble del kilometraje realizado para acudir a su trabajo, cobrará ahora 54.000 euros dietas aparte como retribución por su nuevo cargo.