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"Torres me dijo que Iñaki no trabajaba y sólo quería beneficios"

Un testigo relató a la Policía la ruptura de los dos socios por razones económicas

A. GUTIÉRREZ

Considerada la pareja profesional perfecta por algunos que trataron con ambos en sus tiempos de fulgor y bonanza, Iñaki Urdangarin y Diego Torres rompieron en el segundo semestre de 2008. Y, según la declaración prestada por un testigo ante la Policía y la Fiscalía, la ruptura no obedeció a discrepancias morales sino estrictamente económicas. Según el testigo, el empresario valenciano Miguel Z., Urdangarin le llamó ya avanzado ese año para comunicarle el fin de su asociación con Diego Torres porque 'le robaba'. Poco después, era Torres quien marcaba el teléfono del testigo para decirle que cortaba con el duque porque 'no trabajaba y sólo quería repartir beneficios'.

Esa declaración no es baladí. Porque la hizo el propietario de la empresa valenciana Lobby Comunicación, a la que Instituto Nóos subcontrató los trabajos para el diseño de unos fantasmales Juegos Europeos que, emulando al Cid, reportaron después de muertos una victoria económica a la ONG del yerno del rey: 382.203 euros pagados religiosamente en 2006 por la Generalitat valenciana. O sea, casi 400 millones de las antiguas pesetas a cambio de unos trabajos que, de existir, no sirvieron de nada a la ciudadanía.

El testimonio del empresario cimenta aún más la tesis de que el aristócrata perseveró en su relación societaria con Diego Torres después de el rey le ordenara abandonar Instituto Nóos y trabajar fuera de España. El marido de Cristina de Borbón no sólo desoyó la orden sino que buscó nuevos nichos de negocio. Para calmar a su suegro, desarticuló Fundación Areté, la ONG creada por él mismo y Torres en mayo de 2006 para tomar el relevo del ya entonces quemado Instituto Nóos. Pero un año más tarde se sumó a Fundación Deporte, Cultura e Integración Social (DCIS), propietaria de la empresa que desvió fondos al exterior. Y, en 2008, amenazó a otra ONG ajena a la trama, Fundación Equipara, con dar plantón en un congreso sobre discapacitados porque no le daba contratos. A la media hora, Torres llamó a la fundación para disculparse. Y Urdangarin terminó yendo gratis al cónclave.

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