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Rajoy, el alumno aventajado que acabó suspendiendo

El presidente del Gobierno pasa de presumir sobre su lealtad a Bruselas a fijar en un 5,8% la meta para la deuda

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El objetivo de déficit de España para 2012 ha quedado fijado en el 5,8%, muy lejos del 4,4%. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha reconocido la evidencia esta mañana, pero hasta la fecha, su actitud respecto al cumplimiento de los mandatos de la Unión Europea, hacia los que siempre ha querido mostrar una manifiesta fidelidad, había evolucionado desde lo 'irrenunciable' del compromiso hasta las peticiones a la Comisión de que fuera más flexible en sus exigencias.

La misma noche en la que ganó las elecciones generales, Rajoy se jactó del prestigio que conseguiría para el país a base de obediencia a Bruselas: 'Nuestro destino se juega en Europa. Seremos el más leal y el más exigente de los socios. Dejaremos de ser un problema para volver a ser parte de la solución', presumió quien se publicitaba como el alumno aventajado del eurogrupo.

Durante su discurso de investidura se comprometió a emprender los recortes necesarios para reducir el déficit hasta el 4,4% reclamado por la UE. Entonces advirtió de que el tijeretazo sólo dependería de la cifra que se encontrara el Gobierno: 'Si el déficit es de 6% entonces habría que reducir 16.000 millones, pero si fuera del 7% entonces habría que reducirlo en 10.000 millones más', señaló. Finalmente el déficit público en 2011 se ha quedado en el 8,5%.

La intuición del presidente del Ejecutivo se materializaba el 30 de diciembre, cuando la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría comunicó que se habían encontrado 'con una cifra mucho más elevada que la que había comunicado el Gobierno anterior'. Pero, pese a ello, su postura continuó siendo la misma: reducir el déficit al 4,4%. Avanzó que el tijeretazo rondaría los 40.000 millones de euros, aunque no se acometerían hasta pasadas las elecciones andaluzas.

Incluso Soraya Sáenz de Santamaría tuvo que corregir las declaraciones en las que el ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, dudaba sobre la posibilidad de cumplir el objetivo del déficit. Un compromiso que para el resto de los conservadores seguía siendo 'irrenunciable'.

No obstante, en algunas de sus apariciones publicas Rajoy fue relajando el tono y la contundencia, más próximo a las declaraciones de este jueves en las que el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha pedido 'desmitificar las cifras'.

Partiendo del 'cumpliremos con el objetivo del déficit por encima del todo', el Gobierno de Rajoy ha terminado por hacer menos inesperado el anuncio de que transgredirá el mandato de la Comisión. El aumento de la cifra del déficit en un 0,5%, sus afirmaciones sobre que bajarán el déficit todo lo que puedan o las peticiones de flexibilización de la meta para la deuda, desatendidas por la Unión, han sido algunos de sus pasos.

Lejos de caracterizarse por cumplir con su palabra, no es la primera contradicción en la que cae el presidente del Ejectutivo. El caso más evidente tuvo lugar a finales de diciembre, cuando, tras meses prometiendo que no elevaría los impuestos y recriminando al PSOE por hacerlo, se justificó en la herencia recibida para emprender una subida 'justa y equitativa' de los ingresos.

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