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La 'izquierda real' renace con la crisis

La depresión económica acentúa las posibilidades electorales de la izquierda alternativa en toda Europa, aunque los expertos advierten de que el escenario tan volátil complica las previsiones y de que no es extrapolable la expe

Europa ya ha comenzado a conjugar Syriza.

No era así hace pocos meses. Alexis Tsipras, su líder, era un perfecto desconocido en el paisaje político de la UE. Syriza no presidía titulares, no removía debates, no suscitaba mayor controversia. Tsipras incluso había viajado a España varias veces, años atrás, invitado por Izquierda Unida y jamás le acompañó la nube de fotógrafos y cámaras que ahora escoltan cada uno de sus pasos. Ahora las cosas han cambiado. 

Syriza, la coalición griega de izquierda alternativa, ha conmocionado el gris tablero europeo. Conquistó el puesto de segunda fuerza política en las elecciones del pasado 6 de mayo. Escaló del 4,60% de las legislativas de 2009 al 16,78% de la primera vuelta. De 13 a 52 escaños. El ascenso parecía imparable. El triunfo absoluto en los comicios del 17 de junio, que el Viejo Continente escrutaba como un auténtico plebiscito sobre el euro, estaba al alcance de la mano. Al final, faltaron apenas unas pulgadas para alcanzar la victoria. Syriza creció más aún, hasta el 26,89% de los votos y los 71 diputados. Apenas a 2,77 puntos del vencedor de las elecciones, la derecha de Nueva Democracia. Y bastante por delante de los socialistas del Pasok, a quienes Tsipras humilló tanto en mayo como en junio.

En Francia, la izquierda logró repóquer la pasada semana. El Partido Socialista ya controla el Elíseo, la Asamblea Nacional, el Senado y buena parte de las regiones. Todo el poder para François Hollande. Un cheque en blanco que se completó con los buenos resultados, en las presidenciales, del líder del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon (11,10%)

Syriza se afianza como segunda fuerza política, y el frente de Mélenchon recabó el 11% de los votos

El pasado 25 de marzo también fue otra de esas noches dulces para Izquierda Unida. Su espectacular crecimiento –el doble de escaños que en 2008– sirvió como imprescindible valladar contra la derecha en Andalucía y Asturias, aunque con el lógico concurso de los socialistas. Meses antes, en las generales, la federación de Cayo Lara derrotó al demonio de la caída y saltó de dos a 11 escaños, en coalición con sus socios de ICV y Chunta Aragonesista.  Las encuestas, tanto las del CIS como las de institutos demoscópicos privados, apuntan hacia lo mismo: un afianzamiento de la mejora electoral de IU y una escasa rentabilización del PSOE del desgaste del PP. 

Grecia, Francia, España. ¿Qué está ocurriendo? ¿El ascenso de la izquierda, y en más en concreto de la izquierda alternativa, es un fenómeno puntual, aislado? ¿Irá a más? ¿Se extenderá como una mancha de aceite? ¿Está cambiando Europa su ADN, su corazón se hace más rojo?

IU, por descontado, está convencida de que es así. Los expertos ponen más cautelas, pero sí coinciden en que en esta guerra de la crisis, el balance corre ahora a favor de la izquierda. La profunda recesión, el rechazo ciudadano al desmantelamiento del Estado del bienestar, el miedo al recorte de derechos, la raquítica hoja de resultados que arroja la obsesiva política de austeridad, apuntalan en algunos casos las opciones de las formaciones de izquierda. Sin embargo, los analistas consultados por Público añaden que el insólito ascenso de Syriza no será tan fácilmente extrapolable al resto de la UE. 


'El sistema está en cuestión. Chocan los intereses de la gente y el discurso oficial', dice un experto

¿A qué se debe el impulso de Syriza, del Frente de Izquierda, de IU y, hasta hace no mucho, de la alemana Die Linke (La Izquierda)? José Antonio Díaz Martínez, catedrático de Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), apunta a un enorme debilitamiento de la estructura de poder consolidada en toda Europa occidental: 'El sistema está en cuestión. La ciudadanía sufre la crisis en primera persona, ve que los responsables son los políticos y las instituciones a las que representan. Se ha comprobado con el 15-M. No son sólo jóvenes antisistema los que protestan. Son mayores, profesionales, amas de casa... El vaso se ha colmado. Hay un choque de intereses entre la gente de la calle y el discurso oficial. De ahí que la gente busque soluciones en los extremos y, sobre todo, en la izquierda, porque es la que cuestiona el sistema'. 

Otros expertos no se sitúan aún en ese punto. Señalan que, simplemente, la crisis ha devorado a 17 gobiernos en el Viejo Continente. Sin importar el color. El poderoso derrumbe de la economía ha actuado como un tsunami que 'daña al Ejecutivo que sea' y premia a los partidos de oposición, explica Sandra León, politóloga de la Fundación Alternativas. Desde ese punto de vista, tanto el rotundo triunfo de Syriza como la mejora de IU 'tiene más que ver con el hecho de que están limpios de la gestión de la recesión', estigma del que no se han librado ni Nueva Democracia ni Pasok. Y si Tsipras no se ha encaramado al primer escalón es porque ha triunfado el 'voto del miedo'. Se añade la dureza de la crisis, y eso justifica que 'la ruptura con las fuerzas tradicionales sea más intensa'. En definitiva, es la 'excepcionalidad política y económica' del país heleno lo que ha empujado a Tsipras, resume Juan Jesús González, sociólogo de la UNED. 

Los analistas coinciden en que Grecia es un 'caso extremo de cambio'

Luis Ramiro, politólogo de la Universidad de Murcia y gran estudioso de IU, comparte tal diagnóstico: 'El caso griego es verdaderamente excepcional. Es la primera vez que vemos algo semejante desde que comenzó la crisis. El análisis político está obligado a ser muy prudente porque Grecia aparece como un caso extremo de cambio en el sistema de partidos. Y el ascenso de Syriza ni siquiera es comparable al caso francés. El Frente de Izquierda (FI) se ha movido en porcentajes muy menores y limitados'.

Este profesor de Murcia concluye con la tesis más aquilatada: 'La crisis está haciendo caer a los partidos que gobiernan y está haciendo rebotar a los partidos de oposición. Esto afecta favorable o desfavorablemente a la izquierda o al centro izquierda según los casos. La izquierda ha experimentado mejoras electorales, ha ganado ejecutivos o ha logrado estar presente en gobiernos a veces a pesar de que el resultado de los socialdemócratas no haya sido muy positivo (como en Dinamarca), a veces como un socio menor (como los laboristas en Irlanda), a veces acumulando grandes parcelas de poder (Francia), a veces con un reequilibrio de las fuerzas dentro de la izquierda y el centro-izquierda (Grecia). Pero también hay casos en los que la izquierda no ha rebotado o en los que la socialdemocracia ha perdido el Gobierno', caso de España. 


 Vaya por delante una advertencia que subrayan politólogos y sociólogos: la situación política en Europa es 'fluida e imprevisible hasta cierto punto', señala Ramiro. 'Las previsiones de futuro, con un panorama tan cambiante, tienen un alto riesgo, es muy aventurado', incide Díaz Martínez.  

León: suben los extremos, pero la balanza 'está con la izquierda'

Pese a esa volatilidad, los expertos avanzan que el caso griego es difícilmente trasplantable, precisamente por su 'excepcionalidad'. Pero eso no quiere decir que no se estén palpando cambios de tendencia. En España, por ejemplo, 'se ven síntomas de final del bipartidismo', e incluso un importante desafecto ciudadano que se ha manifestado en las calles con el 15-M, aunque de momento no haya tenido 'traducción política', sostiene León.  Pero si la crisis se agrava, añade, 'no cabe duda de que castigará más a las fuerzas tradicionales', a PSOE y PP, y premiará a otras como IU y UPyD. 

León, como Díaz Martínez o Ramiro, observa que el vendaval de la depresión económica está beneficiando a los extremos –ha sucedido en Francia con el Frente Nacional de Marine Le Pen, o con los neonazis griegos–, pero por ahora 'la balanza está a favor de la izquierda'. 'Se debe al impacto de la crisis, que afecta al bienestar de los ciudadanos, que es el mismo corazón de la izquierda', dice la politóloga de Alternativas.

Y, más en concreto, ¿en qué sentido se beneficia la llamada izquierda real? Opina Ramiro: 'A la izquierda radical no le ha ido mal electoralmente desde el inicio de la crisis, pero no es fácil pensar en que situaciones como la griega sean generalizables, porque no se ha visto algo igual en Irlanda, Islandia, Portugal, Francia, España... Es más, en Alemania o Italia los resultados en elecciones no generales no han sido muy positivos. No obstante, vista la tendencia desde el comienzo de la crisis, se pueden esperar crecimientos de la izquierda no socialdemócrata en Europa, también en España'.

Meyer (IU): se ha visto posible 'la impugnación del modelo Maastricht'

Díaz Martínez define a las economías más castigadas del sur de Europa como 'caldo de cultivo' para que la izquierda 'se robustezca'. ¿Por qué? Los ajustes, los mordiscos al gasto, el acoso de los mercados, está aumentando la polarización, dividiendo a la sociedad entre los que 'se aprovechan de la crisis', los que no sufren la recesión –'cada vez menos'– y los que sí la sufren, 'que cada vez son más'. Al engordar el colectivo de personas vulnerables crece, sigue este sociólogo, el 'rechazo al desmantelamiento del Estado del bienestar'. Ramiro limita ese 'ambiente favorecedor general' a la izquierda alternativa a distintas variables: su éxito dependerá de su estrategia, el calendario electoral, el comportamiento de sus competidores, la recuperación de la crisis. Y recuerda que en el pasado estas formaciones ya experimentaron subidas incluso más acentuadas que las que se prevén ahora (como la que vivió IU a mediados de los noventa). León suma otra característica: el liderazgo, que en el caso de Tsipras, de casi 38 años, se ha probado decisiva.

Willy Meyer, eurodiputado de IU, sí confía en que la plantilla de Syriza alumbre a toda Europa, porque lo que se ha manifestado es 'la impugnación del consenso de Maastricht'.  'Se ha demostrado que es posible denunciar la hoja de ruta neoliberal, que hace falta un Tesoro europeo, un BCE que compre deuda a los Estados, que se audite la deuda soberana... Cada país tiene su particularidad, pero lo que es evidente es que Grecia y Francia demuestran que existe un mar de fondo que puede tener su expresión política en las próximas elecciones europeas', previstas para 2014. 


Ramiro: 'El PSOE tardará en recuperar la credibilidad, pero no es algo extraño'

La travesía en el desierto del PSOE no ha hecho más que comenzar. Las encuestas sólo hablan de una tibia y debilísima reanimación de los socialistas. Los analistas lo circunscriben dentro de la normalidad, dado el poco tiempo que ha transcurrido desde su salida del Gobierno. Pero también advierten de que no verá el cadáver de su enemigo desfilar si se limita a esperar el cambio del viento sentado de brazos cruzados. Y aquí no hay disensos. 'Si no hace nada, no será más alternativa creíble', sentencia Díaz Martínez. Y en cualquier caso, su resurrección no será inminente. González le augura otras elecciones más con victoria del PP. 'El PSOE, como otros socialdemócratas recién derrotados durante la crisis –esgrime Ramiro–, va a tardar tiempo en recuperar la credibilidad y disminuir la responsabilidad que la opinión pública le adjudica por la crisis. Pero no es algo extraño, pensemos la situación vivida por los laboristas británicos', que cogen resuello al socaire del declive de David Cameron y de los liberal-demócratas de Nick Clegg. No estamos ante una crisis total e irreversible de la socialdemocracia, convienen todos. 

 Los expertos convergen en que el PSOE, si no quiere verse comido por IU, debe emprender, primero, una 'reorganización interna'. Es decir, abrirse a la participación, impulsar las primarias a la francesa de verdad, ser 'más permeable' a la sociedad. Y, en segundo término, lanzar cambios estratégicos, situarse a la ofensiva y no 'a remolque de los sindicatos o de lo que haga Hollande', asegura González. Un giro más atrevido que vienen reclamando dirigentes contrarios a Alfredo Pérez Rubalcaba como el madrileño Tomás Gómez. Díaz añade que tendrá que predisponerse a liderar una 'coalición de izquierda', dada la tendencia a la 'atomización'. IU, a juicio de este catedrático de la UNED, aunque se halle en mejor posición para rentabilizar el desgaste del Gobierno, debe vencer el inicial 'rechazo del 15-M' y potenciar la interlocución con las capas de la sociedad descontentas. 

La parte positiva: repolitización de los ciudadanos, tal vez instituciones más transparentes

De esta crisis, avisan los investigadores, quizá no salga un lifting total de la arquitectura política de la UE. Pero no pasará en balde. 'Un fenómeno tan extraordinario y profundo como este puede ser el catalizador de la insatisfacción de la ciudadanía', precisa Díaz Martínez. ¿Qué cambios cuajarán? Por lo pronto, la sociedad está 'repolitizándose', elogia. 'Se está haciendo más exigente con sus políticos, menos tolerante con sus excesos', apostilla León. Ramiro asume que esta es la etapa en la que la política 'es una cuestión más cotidiana en la vida y en las conversaciones de la gente', si bien advierte de que la movilización no debe situarse en términos 'históricos', porque ya hubo picos de protesta en la última legislatura de José María Aznar.

Las instituciones, augura Díaz Martínez, deben hacerse más 'transparentes y cercanas' a los gobernados, igual que deben hacerlo los partidos, ya que si se encierran en su torre de marfil, 'perderán más peso', y de ahí que 'lo tengan más fácil las formaciones de izquierda', aunque la derecha 'hará sus intentos'. León también cree que se aprovechará este bache para remendar las instituciones con goteras. Europa deberá examinar las enseñanzas que nos deja esta depresión 'sobre la globalización, el proyecto de integración de la UE o la gestión del Estado del bienestar', tercia Ramiro. 

La política 'será diferente' después de esta fortísima tormenta, remacha Díaz Martínez. Nadie tiene la brújula. Ni las coordenadas correctas para saber cómo capear el temporal sin dejar aún más lastimada la sociedad del bienestar que la vieja Europa creó y está cerca de perder. ¿Y qué dirán los temibles mercados? León: 'No tiene tanto que ver con la izquierda. Los mercados reaccionan más a la falta de capacidad de los líderes europeos para tomar decisiones, para salvar de una vez por todas el euro'. Un reto todavía demasiado vivo

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