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El PP intenta evitar la marginalidad en el futuro Parlamento vasco

ANA PARDO DE VERA

'Lo más justo, lo más democrático y lo más oportuno sería que [Patxi López] convocara elecciones', aseguró este fin de semana  en una entrevista a Europa Press Antonio Basagoiti, presidente del PP en Euskadi. Hoy ha confirmado que el lehendakari no tenía más remedio que el adelanto.

Su intención, además, ahora que ya hay fecha electoral (21 de octubre) es enviar tanto al candidato socialista como al del PNV, Iñigo Urkullu, la propuesta de un 'acuerdo político' para blindar las instituciones democráticas. O lo que es lo mismo, en términos partidistas y salvo que gane Bildu, asegurarse un sitio en la gobernabilidad vasca evitando la marginalidad de la oposición con la irrupción de izquierda abertzale en el Parlamento de Vitoria y los apenas 13 escaños que le dan las encuestas.

El PP, pues, se ha salido con la suya, al ser consciente de que al finiquitar su apoyo al PSE en mayo --López se negó a respaldar la política de recortes del Gobierno de Rajoy--, abocaba al lehendakari a adelantar las elecciones, previstas inicialmente para marzo de 2013.

El PP no aspira al poder, aunque sí a ser de nuevo la llave de la gobernabilidad, esta vez con el PNV, a quien dan ganador por la mínima todas las encuestas. Conscientes de que la campaña será dura, porque los nacionalistas de Urkullu deben batirse con Bildu por los votos independentistas, los conservadores carecen prácticamente de posibilidades de obtener un mejor resultado: por el lado soberanista, no tienen nada que hacer, y por el flanco socioeconómico de la crisis, la política de austeridad de Madrid les deja prácticamente sin argumentos y credibilidad.  UPyD podría rentabilizar, además, los votos del ala social más reacia al nacionalismo y que critica la política antiterrorista de Rajoy en boca de Jaime Mayor Oreja.

Las relaciones con el PSE se han deteriorado mucho, al estar convencidos los de Patxi López que Basagoiti ha buscado el adelanto electoral poniéndolo por encima de todas las cosas, es decir, priorizando el partidismo a la responsabilidad institucional de aprobar los presupuestos autonómicos para 2013, que amenazan con ser más restrictivos que los de este año.

Si Bildu accede a la lehendakaritza, el PP se arriesga a quedar prácticamente relegado y sin voz en Euskadi, pues el protagonismo de la oposición lo llevaría el PNV y, en menor medida, un PSE que se vería abocado a un complejo proceso interno de cambio de liderazgo, pues en Ferraz se da por hecho que, si pierde las elecciones, López será reclamado por Alfredo Pérez Rubalcaba en Madrid.

Si gana el PNV, las cosas cambian. El PP ha suavizado mucho su discurso en los últimos años, desde que Urkullu tomó el relevo de Juan José Ibarretxe al frente de los jeltzales. Por su parte, el PNV, aunque no ha tragado en el Congreso de los Diputados con la política económica de Rajoy, ha bajado mucho el nivel de su rechazo a los conservadores en la etapa de José María Aznar y Jaime Mayor Oreja, desde que Basagoiti lidera el PP vasco y Rajoy gobierna.

La reunión entre éste y Urkullu el 26 de junio confirmó esta actitud de ambas formaciones con apenas una indicación del candidato nacionalista al presidente del Gobierno para que siguiera 'pedaleando' en la bicicleta de la normalización tras el fin de la violencia de ETA. Muy ilustrativo resultó que el líder del PNV no llevara entre sus puntos del día la histórica reivindicación de los nacionalistas vascos para que el Ejecutivo vasco asuma las competencias en prisiones.

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