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Francisco Fernández Buey incorporó al pensamiento marxista la conciencia ecologista

Se nos ha ido un importante pensador comprometido en su obra y en su vida con la lucha por una sociedad en que la justicia y la libertad del desarrollo humano no sea retórica propagandística sino realidad. La última vez que me encontré con Fernández Buey fue, no hace aun mucho tiempo, cuando presentó en el Ateneo madrileño un libro, en que recogía materiales ilustrativos de las luchas que en la Universidad española se desenvolvieron contra la dictadura, con especial atención a las de Barcelona, en que desarrolló sus estudios y su labor docente. Los comentarios sobre el libro, espontáneamente, desembocaron en el análisis crítico de la actual universidad, sacudida ahora, no ya por una dictadura sino, tanto en España como en todo el mundo occidental, por el pragmatismo mercantilista, que tan fielmente recoge el Plan Bolonia y, muy gravemente, por el despojo económico a que el capitalismo en su despótica política actual está sometiendo a la cultura, augurando la entrada en tiempos de barbarie.

Recuerdo este pequeño episodio, no sólo porque me trae retrospectivamente la imagen de un Francisco Fernández Buey todavía sonriente y, como siempre, fiel a su lucha, alegre y animoso en ella, sino por el alcance significativo que contiene: la de un combate que bajo diversas formas de dominación y acoso al desarrollo colectivo de la humanidad es preciso continuar, sin olvidar el pasado y sin dejar de mirar a un futuro mejor. Tal como Fernández Buey supo hacer a lo largo de su vida. Como he comentado, fue nuestro último encuentro. Posteriormente me sorprendió su ausencia en las Jornadas que sobre el comunismo se realizaron por iniciativa de activos estudiantes en la Universidad Complutense. Y, entonces, supe que se encontraba afectado por un grave proceso canceroso.

Ahora se nos ha ido, pero deja tras sí, una importante obra. En la que a los libros en que explicita su pensamiento propio se añade una importante aportación a la historia de las ideas y una serie de traducciones. Formado en el entorno de Manuel Sacristán, acogió dentro de su pensamiento marxista la necesidad de incorporar, en él, la visión ecologista, frente al desarrollo ciego de las fuerzas productivas, en la línea de Harich y del mismo Sacristán. Una perspectiva que ha fructificado en la alianza actual marxismo-ecologismo. Pero, si queremos introducirnos en el pensamiento de Fernández Buey, no podemos olvidar la poderosa influencia de Gramsci, en afinidad con el desarrollo que al marxismo dio el gran pensador Adolfo Sánchez Vázquez, también no hace mucho fallecido y al que, en su momento, he rendido homenaje en las páginas de Público. En esta línea el marxismo de Fernández Buey ha sido calificado de humanista, con una importante atención a la ética. Una ética en que a la reflexión se añade el alto testimonio que representó su vida.

*Filósofo. Presidente del Ateneo de Madrid

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