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"Los catalanes tenemos que compartir con España casi todo"

El exconseller, que va a abandonar el PSC para crear un nuevo partido catalanista a partir de Nova Esquerra Catalana, justifica su decisión en que el progresismo 'está cojo' en Catalunya.

IÑIGO ADURIZ

Llevaba tiempo siendo un rebelde en su propio partido, el PSC. Cuando Ernest Maragall (Barcelona, 1943) era conseller de Educación llegó incluso a calificar al tripartito que sustentaba a su propio Govern de 'artefacto inestable'. Después, ya en la oposición, se situó al frente de la pata catalanista de los socialistas catalanes a los que lidera Pere Navarro. Descontento con su gestión, este mes ha impulsado la Declaració d'Octubre (ver PDF) a favor de una 'nueva izquierda' catalana y soberanista, que este jueves ha desembocado en el manifiesto fundacional (ver PDF) de Nova Esquerra Catalana, el nuevo partido al que pretende situar como referente del progresismo en Catalunya, y que le ha hecho abandonar el PSC en el que ha militado durante décadas. La entrevista con Público tiene lugar por teléfono, un día después del anuncio.

¿Por qué su iniciativa llega ahora? ¿Responde el clima creado a raíz de la manifestación de la Diada?

Todo está relacionado, pero la reflexión y el trabajo de grupo colectivo viene desde hace tiempo. Hemos estado dando vueltas a cómo debemos ejercer la representación de las aspiraciones de Catalunya. Es cierto que los acontecimientos de la Diada han anticipado las cosas, al igual que han provocado el adelanto de las elecciones. Pero nosotros miramos hacia más lejos, hacia un horizonte que pueda contruirse de manera más pausada. Queremos que lo prioritario sea construir y buscar acuerdos. Pero, a partir de ahí, queremos construir una alternativa progresista. Este es el objetivo. Que reaparezca esa alternativa.

Su idea es reavivar el Partit Català d'Europa que quiso construir su hermano. 

Sólo es un nombre. Una referencia que está registrada. Nunca ha estado en activo, pero queremos contribuir a crear las condiciones para que, entre todos, podamos decidir ponerlo en marcha y así ocupar ese espacio de la alternativa progresista. Es necesaria una gran fuerza en cada espectro ideológico y el de los progresistas está cojo en Catalunya.

¿El nuevo partido adoptará, por tanto, esas siglas?

En este momento somos Nova Esquerra Catalana. El Partit Català d'Europa sería un objetivo a medio plazo, contando con todos los esfuerzos del espacio progresista, de forma que todos nos pusiéramos de acuerdo para darle un contenido real a ese proyecto. 

Hablan de progresismo, pero lo que les diferencia del PSC es su catalanismo.

Sí. Hablamos de progresismo pero, por supuesto, incluímos a Catalunya como sujeto colectivo, y como sujeto nacional. Eso implica acordar y trabajar en términos constitucionales. Hasta ahora hemos tratado primero de explicar y después de acordar y eso, obviamente, no ha resultado. Incluso ha provocado un rechazo. Ahora debemos de afirmar nuestra cualidad, nuestra manera de ser, para que después hablemos y hagamos todos los ejercicios democráticos necesarios. Esta voz no se está defendiendo suficientemente en el ámbito del socialismo democrático, ya que está ligado a una realidad que le impide en Catalunya ejercer plenamente como fuerza catalana y actuar sin ningún tipo de condicionamiento.

¿Está entre sus objetivos la creación de un Estado propio?

Ese es el objetivo que la ciudadanía ha expresado y que hay que medir. Debemos conocer hasta qué punto es una aspiración compartida por mucha gente y está formalmente plasmada en una propuesta. Pero sí formamos parte de esa corriente que nos parece mayoritaria. No se trata de decidirlo unilateralmente. Se deben propiciar las condiciones para que sea posible consultarlo democráticamente. 

Supongo, por tanto, que no están de acuerdo con el sistema federal que proponen ahora tanto PSOE como PSC.

Hay un problema evidente de credibilidad y de perspectiva. Esa propuesta, tal y como se formula supondría la apertura de un proceso ordinario, con una perspectiva de 10 o 15 años. Pero yo creo que es obvio que la sociedad catalana quiere crear un escenario para tomar decisiones con mayor claridad. Sobre todo, con un ejercicio propio de verificación democrática. Otra cosa es que esa propuesta de federalismo viniera desde las instituciones españoles. Si el PP y el PSOE ofrecieran a la sociedad catalana una solución de acuerdo en base al reconocimiento de la nacionalidad y el derecho de autodeterminación, si todo eso estuviera plasmado en la Constitución y se tuviera la perspectiva de aplicación próxima y evidente, las cosas cambiarían. Pero no parece el caso. 

¿Está Catalunya enfrentada con España?

Aquí no hay un problema con España y los españoles. Hay un problema con el reconocimiento de las legislaciones, con los gobiernos, con los partidos... Con España debemos de ser mucho más que amigos. Tenemos que compartir casi todo. Otra cosa es que debamos reconocer diferencias y posibilidades de expresión a nivel político e institucional claramente diferenciadas. Pero eso no significa que tengamos que enfadarnos. 

¿Es Catalunya capaz de salir adelante sin España?

Ese planteamiento acaba siendo absoluto y maniqueo: dentro o fuera, con o sin, a favor en contra... Estamos afortunadamente juntos en términos históricos, geográficos y sociales. El hecho de que haya realidades y planteamientos diferenciados no implica que tengamos que darnos la espalda y ponernos el uno contra el otro. Seamos un poco más sensatos. Todos formamos parte de Europa y todos somos ciudadanos europeos y tenemos que seguir siéndolo. Se trata de buscar soluciones positivas para ambos, no situaciones malas para los dos. Depende de cómo avancemos hay un campo abierto.

¿Qué debería hacer el Gobierno ante esta situación?

Debería acercarse a Catalunya con una mentalidad distinta a la que lo está haciendo. Y desde luego no con las acitudes que demuestran algunos de sus miembros, sino con una voluntad hasta ahora inexistenete de conocer y reconocer el sufrimiento y la voluntad real de los ciudadanos catalanes. Eso pasa por constatarlos como sujeto político, y por buscar una solución inteligente a través de la democracia y a través de las leyes.

¿Son el ministro de Educación, José Ignacio Wert, o el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, potenciales creadores de independentistas?

Sí se puede plantear en esos términos. Ese tipo de verbalizaciones de posiciones políticas que expresan una radicalidad en contra de las aspiraciones de los catalanes pueden contribuir a crear un pensamiento que diga: '¿Veis cómo tenemos razón, cémo están en nuestra contra?' Yo, el planteamiento totalitario de las palabras de Wert no lo había oído unca antes.

¿Cuándo se presentará a las elecciones su nuevo partido?

Lo más prudente es que seamos capaces de trabajar, de ver hasta qué punto nuestro planteamiento tiene posibilidades de arraigo y seguimiento suficiente y, dependiendo de lo que ocurra, plantearnos si en las próximas municipales, por ejemplo, tenemos una posibilidad de poner en práctica nuestro proyecto. Somos un modesto grano que se pone al servicio de la ciudadanía para agregar, para compartir, para volver a encontrar un espacio común en el progresismo catalán.

Hay en el PSC quien piensa que, por respeto a sus años de militancia, podría haber esperado a después de las elecciones para presentar su nueva opción política. 

Sí lo he oído. Puedo entender a quienes optan por mantenerse en el PSC a pesar de que comparten mis opiniones. Muchos de ellos firmaron nuestro manifiesto. Pero si no hubiéramos esperado, nuestra decisión se podía haber interpretado como la conscuencia de unos resultados electorales. Formulemos nuestras propuestas y, a partir de ahí, serenidad y tranquilidad.

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