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La Xunta, condenada por marginar a un empleado que pidió conciliar

La justicia da la razón a un conductor de altos cargos del Gobierno gallego que denunció a la Administración por no permitirle trabajar las siete horas y media que establecía su contrato.

ANNA FLOTATS

'Mujeres y hombres deben tener las mismas oportunidades de desarrollo de su proyecto vital. Por lo tanto, es necesario seguir removiendo los obstáculos que impidan la plena compatibilización entre la vida laboral, personal y familiar, encaminándonos decididamente a una racionalización de los horarios'. Esta es la declaración de intenciones en materia de igualdad que reza el programa del PP de Galicia. Y se queda en eso, en una declaración de intenciones. Lo demuestra el caso de Ignacio Lafuente, un conductor de altos cargos de la Xunta, al que le negaron la posibilidad de conciliar. Trabajaba 15 horas al día porque era el chófer de la secretaria general de Hacienda. La recogía en Teo antes de las siete de la mañana y tenía que devolverla a su casa sobre las nueve de la noche. 'Estaba la mitad del día sin hacer nada', explica Ignacio, que es padre de tres hijos y fue contratado en agosto de 2010. 

Las horas muertas entre traslado y traslado no computaban, por lo que solicitó la reducción de jornada. La Consellería de Presidencia, Administraciones Públicas y Justicia se negó y, a pesar de que el subdirector del Parque Móvil intentara disuadirle, según cuenta, denunció al caso al Juzgado de lo Social número 1 de Santiago de Compostela. La Xunta le ofreció entonces un horario de 09. 30 a 14.30 horas y reducirle el sueldo en un tercio. Ignacio rechazó la conciliación en esos términos, pero la Administración impuso su criterio. Finalmente, el juez le dio la razón y condenó a la Consellería de Presidencia a pagarle la nómina por los meses atrasados y a establecer un horario fijo que no pudiera variar en función de los días. La Xunta sólo cumplió una parte del trato. Ignacio empezó a trabajar de 07.45 a 15.15, pero a final de mes descubrió que su sueldo de 1.700 euros se quedaba en 670. 'No me lo podía creer, incluso con una sentencia, estaban haciendo lo que querían', explica Ignacio.

En agosto de 2011 llegó el momento de renovar a la plantilla con contratos anuales y la Xunta renovó a todos sus compañeros menos a él. Ignacio, con el apoyo de Comisiones Obreras, demandó de nuevo a la consellería por discriminarlo. 'Argumentamos que era una represalia, que si no hubiera denunciado a la Xunta por el tema de la conciliación, la consellería me hubiera renovado sin problemas, como a todos los demás', explica Ignacio. La sentencia falló despido nulo y obligó a la Xunta a readmitirlo y a pagarle los salarios de tramitación.

Después de un mes sin trabajar, Ignacio vuelve al parque móvil de la Xunta y empieza a vivir un 'acoso laboral', cuenta, en el que la consellería respeta su horario, pero no le da trabajo. 'Hay una actitud hostil contra mí', protesta Ignacio, 'me dan tareas de media hora o me mandan sólo a lavar el coche'. La tensión creció hasta tal punto que, según cuenta este trabajador, el subdirector del parque móvil intentó golpearle en la cara tras una discusión. Ignacio lo denunció a la Inspección de Trabajo, pero le dijeron que no se podía hacer nada porque 'la Xunta es al mismo tiempo adminsitrador y empleador'.

Ahora, que acaba de nacer su tercer hijo, Ignacio se ajusta a su horario, pero a veces le asignan servicios que le obligan a alargarlo, de modo que se encuentra en la misma situación de hace dos años, pero ahora no recibe complementos. 'Es indignante que sólo se niegue la conciliación a los chóferes de altos cargos porque en otros puestos no existe este problema', denuncia. 

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