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Felipe González: "El PSOE tiene que recuperar la vocación mayoritaria"

El exdirigente del PSOE reclama con suma franqueza y contundencia a los líderes del partido, la elaboración de un proyecto ilusionante para los próximos 30 años. El acto Gracias Felipe se convierte en una reivindicaci&oacu

JUAN ANTONIO BLAY

'Uno de los problemas que tenemos es que no tenemos vocación mayoritaria'. Con esta sentencia casi al inicio del acto 'Gracias Felipe', el expresidente del Gobierno, Felipe González, marcó la pauta de una cita que era un homenaje a su labor política al cumplirse los 30 años de su llegada a La Moncloa y la formación del primer Ejecutivo socialista desde la II República.

El exlíder de los socialistas, consciente de la atención que concentraba, lanzó otra carga de profundidad al exigir los actuales dirigentes del partido que asuman esa filosofía. 'Si un dirigente no tiene vocación de ser mayoritario, ¿cómo queremos que el partido la tenga y que la mayoría de la sociedad nos vea así?', lanzó al auditorio. Es más, emplazó a la dirección del partido a elaborar un proyecto 'para los próximos 30 años que convenza a la mayoría de la sociedad de que es posible mantener el Estado del bienestar sin tener que recurrir los recortes', dijo en uno de sus parlamentos.

El acto no fue un mitin al uso. El formato consistió en un diálogo entre el homenajeado y el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. A última hora se decidió que en un momento del desarrollo de la sesión se produciría una intervención de José Luis Rodríguez Zapatero, inicialmente marginado en el acto. Así fue, aunque la escenificación quedó bastante forzada.

Felipe González no defraudó a la audiencia, casi 2.000 personas que, salvo unos asientos en la tribuna superior, llenaron el auditorio principal del Palacio de Congresos del madrileño paseo de la Castellana. Entre ellos 11ministros de su primer Gobierno, incluido Miguel Boyer sentado frente a los oradores junto a Carlos Solchaga. También Alfonso Guerra. Hubo otros 30 integrantes de los gobiernos de Zapatero, entre ellas las exvicepresidentas Fernández de la Vega y Salgado y decenas de integrantes de las ejecutivas federales del PSOE en las últimas tres décadas, así como los actuales 'barones' territoriales. Hacía muchos años que no se producía una concentración de cargos socialistas en un sólo acto de estas características.

Alfredo Pérez Rubalcaba centró sus intervenciones en destacar las difíciles circunstancias con las que se encuentra a la hora de ejercer su trabajo de oposición. Y destacó los cambio que se producen en la forma de comunicar con los ciudadanos: 'Ahora cuando te comunicas, los ciudadanos te contestan y te responden', dijo. El actual líder del Partido Socialista dedicó buena parte de sus palabras a denunciar los efectos nocivos que tiene para los ciudadanos 'la globalización del sistema financiero y sus actuaciones. Además, en Europa actuamos con desventaja porque el Banco central Europeo no actúa para defender a los ciudadanos. El BCE nos tiene que ayudar a hacer frente a esta situación de especulación financiera de los mercados', afirmó.

Estas reflexiones generaron uno de los momentos más vivos del acto cuando Felipe González aseguró que 'esta crisis no es mayor que la de los años ochenta, cuando tuvimos que afrontar la reconversión industrial', por ejemplo. Sin embargo, consideró que esos momentos 'son más preocupantes porque no existe consenso para salir de la crisis'.

Felipe González, que sin ninguna duda protagonizó el acto desde principio al fin, explicó que a su juicio 'en estos momentos no me preocupan tanto los recortes como la desaparición de las estructuras en las que se basa el Estado del bienestar como la educación, la sanidad y las pensiones'.

Una de las intervenciones de Rubalcaba en las que agradeció la labor de progreso social de los gobiernos de González la provechó para citar el trabajo de los ejecutivos de Zapatero en favor de las mujeres. En ese momento el auditorio aplaudió largamente y se puso en pie, lo que hizo que Zapatero, un tanto sorprendido, se levantase a saludar.

La participación del expresidente del Gobierno fue improvisada. Hasta tal punto fue así que Rubalcaba le cedió la palabra y habló desde su asiento en la primera fila, donde estaba sentado junto a Guerra y Griñán. 'Este es un acto justo y necesario', dijo dirigiéndose a González. 'Un país que se precie de sí mismo debe recordar los buenos momentos y a sus protagonistas, y el año 1982 lo fue', continuó. Y, consciente también de que era un foco de atención, evitó pronunciarse sobre cuestiones internas.

Habló de Europa. 'La UE necesita unión política, un gobierno fuerte, un banco que defienda la moneda única y actuar como si fuera un solo país', explicó en base a su experiencia en consejos europeos, de los que lamentó 'el nacionalismo visceral en algunos momentos, como la defensa a ultranza del sistema fiscal de su país del primer ministro irlandés o la pelea por un 0,25% de rebaja a la deuda de Grecia'. En línea con Felipe González pidió 'una España con más consensos'.

El momento emotivo del acto lo constituyó el recuerdo a Ernest Lluch, ministro de Sanidad del primer Gobierno de Felipe González, asesinado por ETA en noviembre de 2000.Un asiento vacío con una rosa recordó su figura, muy citada por ser el autor de la política de universalización de la sanidad. Al final, Rubalcaba hizo un canto a los valores del PSOE y a la capacidad de conectar con la sociedad, una estrategia que está siguiendo en estos momentos para recuperar la confianza de la ciudadanía. Fueron palabras que sonaron a pedir la superación de suspicacias internas.

El último en tomar la palabra fue el homenajeado. 'Hay que recuperar la voluntad de querer ser mayoritario y elaborar una alternativa. Para ello contad conmigo, mientras el cuerpo aguante', dijo. Tras los aplausos de rigor los asistentes se disolvieron sin mayores protocolos. Todos los nombres propios convocados hicieron lo propio. No hubo para más.

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