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Aguirre lanza su segunda operación para derribar a Rajoy

ANA PARDO DE VERA

En el PP ya hay un sentimiento de certeza instalado que está provocando una fractura difícil de recomponer: Esperanza Aguirre está intentando desestabilizar a Mariano Rajoy para hacerle caer del liderazgo del partido y de la Presidencia del Gobierno. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, advirtió ayer públicamente de esta operación y, aunque no citó a la expresidenta de la Comunidad, los conservadores vieron claro el contenido implícito del aviso: Aguirre, con la complicidad del director de El Mundo -que ya tuviera para el Congreso del PP de 2008- y el afán de venganza de Luis Bárcenas, intenta acabar con Rajoy.

Otros miembros del partido han sido más explícitos al expresar su malestar con Aguirre por sus declaraciones en el Comité Ejecutivo Regional del PP de Madrid el martes, cuando pidió a su partido que aclare 'lo que es opaco' o limpie 'lo que está sucio'. El portavoz adjunto del PP en el Congreso, Rafael Hernando, aseguró ayer no saber a qué se refería Aguirre, aunque 'a lo mejor tiene que ver con el PP de Madrid'. Hernando ha sido el más contundente al responder a la exjefa del Ejecutivo madrileño, pero su escueta declaración es el reflejo del malestar de la mayoría del PP -empezando por la dirección nacional- con esta estrategia de la lideresa.

Aguirre, aun consciente del malestar de sus compañeros de filas con su actitud, siguió ayer enviando mensajes a la calle Génova, vía Twitter: 'Ahora es la oportunidad de depurar responsabilidades, pedir excusas, si hay que pedirlas y, muy importante, adelantarse a la Justicia', aseguraba en la red social la líder del PP madrileño, o 'La otra arma fundamental que tiene el PP es la firmeza de sus principios. Podemos perder apoyos en un momento dado pero jamás la dignidad',... Así, hasta siete tuits dirigidos a la cúpula del PP, la cual, sin embargo, persiste en su estrategia de negación de las informaciones sobre la presunta contabilidad B del partido. Ése es, precisamente, el aspecto de su comportamiento que más enfada a los conservadores, según confirman varios de ellos: en su afán por liquidar políticamente a Mariano Rajoy, la presidenta del PP de Madrid otorga completa veracidad a las informaciones sobre los papeles del extesorero y a sus declaraciones al director de El Mundo. Para Aguirre, todo lo que cuenta Bárcenas es cierto y hay que 'depurar responsabilidades', responsabilidades que, a poco que se establezca una simple regla de tres, recaen sobre el actual líder del PP, que aparece en los papeles publicados como receptor de cuantiosos e incompatibles sobresueldos y lo ha negado todo en el Comité extraordinario que convocó en febrero.

La preocupación en las filas populares por el contenido de las informaciones sobre el extesorero y el PP -las que han salido y las que quedan por salir- es máxima, sobre todo, porque lo que menos conviene al partido del Gobierno es que todo este asunto sea aprovechado para llevar a cabo una operación de acoso y derribo al presidente. En ella, todos salen perdiendo: los que critican el silencio de Rajoy y los que los respaldan, los menos.

En 2008, razonan los populares, 'Aguirre tenía como baza la debilidad interna de Rajoy, que había perdido sus segundas elecciones frente a [José Luis Rodríguez] Zapatero y el PP estaba en un estado de postración lamentable'. Con todo, la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid no se atrevió a dar el paso final y enfrentarse a Rajoy por el liderazgo conservador, porque se dio cuenta de que no contaba con los apoyos necesarios. Efectivamente, su sector perdió el Congreso y ella reaccionó airadamente con una crisis del Gobierno regional, en donde los apoyos de Rajoy (Manuel Lamela y Alfredo Prada) fueron destituidos fulminantemente.

Ahora, sin embargo, reconocen que, a pesar de la mayoría absoluta, la situación es peor: en plena crisis económica y con la credibilidad de los políticos por los suelos, lo que menos puede permitirse el PP es un caso de estas dimensiones, en donde se entremezclan los conceptos 'políticos ricos' y 'políticos corruptos'. 'El mejor caldo de cultivo para el salto al ruedo de un/una populista', aseguran refiriéndose a Aguirre. Los miembros del PP consultados confían en que Rajoy mande pronto un mensaje de tranquilidad a su amedrentado partido, pero también y al mismo tiempo, que lo haga poniendo a su 'rival interna' en su sitio. ¿Fuera del liderazgo del PP de Madrid? 'Quién sabe'.

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