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Independencia, un sueño que polariza a catalanes y escoceses

ALEX GIL LARA

'Un preocupante callejón sin salida' es el resumen que hace Michael Keating, catedrático de Ciencia Política de las universidades de Aberdeen y Edimburgo y director del Centro Escocés sobre el Cambio Constitucional (ESRC), de un escenario político catalán polarizado en torno al proceso soberanista y en el que los partidos políticos 'han perdido el liderazgo' de una movilización abanderada por la sociedad civil.

En un debate organizado este miércoles por la Fundació Nous Horitzons -vinculada a Iniciativa per Catalunya- para explorar los paralelismos entre los procesos abiertos en Catalunya y en Escocia para alcanzar la independencia y en el que, junto al politólogo británico, ha participado el candidato ecosocialista a las elecciones europeas, Ernest Urtasun y la presidenta de la entidad, Dolors Comas. Keating ha explicado que una de las principales diferencias entre ambos procesos es que la hipotética independencia de Escocia no genera tanto rechazo popular, político e institucional en el resto del Reino Unido, donde la mayoría de los ingleses son favorables o indiferentes a la independencia, como la de Catalunya en el resto de España. Una oposición basada tanto en criterios jurídicos como identitarios y fundamentada en una 'obsesión' sobre la interpretación de la Constitución de 1978 que opuso al pragmatismo británico y a una idea compartida entre unionistas e independentistas en Escocia y, por extensión, en toda Gran Bretaña, que el Reino Unido es 'una unión de naciones'.

Ese bloqueo del debate contrasta con la situación británica donde la constitución del Reino Unido -no codificada y que incluye diversas fuentes- no ha sido ningún obstáculo para aceptar el referéndum, porque las leyes se interpretan de manera más flexible, ha indicado el catedrático británico. En este sentido, Ernest Urtasun, ha insistido en 'desdramatizar' el debate soberanista en Catalunya para poder discutir en profundidad todas las variables, 'al igual que ocurre en Escocia'. Urtasun ha apuntado que 'lo que sucede en Catalunya no es un hecho aislado de lo que sucede en el resto de España', y ligándola a una crisis de régimen, 'la crisis catalana es la expresión mayor, pero no la única, del hundimiento del pacto constitucional de 1978'. Así, si Catalunya optase por la independencia estallaría 'una crisis de régimen político' que no ocurriría en el Reino Unido si Escocia optase por la secesión.

¿Semejanzas entre ambos procesos? Pocas para Keating, por mucho que desde la opción soberanista catalana se mire a Escocia como un ejemplo que confirma que la alternativa independentista es un proyecto de garantías. Una mirada no compartida desde Escocia donde el SNP -siglas del Partido Nacional Escocés, que gobierna y cuenta con la mayoría absoluta en el Parlamento de Edimburgo- sólo ha dado tibias muestras de apoyo y ha insistido siempre en la particularidad de su caso. Una posibilidad para empezar a hablar de independencia creada 'por la imposición de políticas radicales en Escocia gracias al poder de los escaños ingleses' en Westminster durante los años duros del thatcherismo y que generó una ola de reacción en un territorio tradicionalmente laborista que conduce, de forma directa, al próximo 18 de septiembre, cuando los escoceses decidirán en referéndum si se independizan del Reino Unido.

Una elección que ha generado un importante debate con profusión de datos -'hay demasiadas cifras'- sobre las dimensiones económicas, políticas, sociales, etc, que tendría la secesión escocesa. 'Ahora no hay déficit de información, incluso hay demasiada', apuntó Keating, lo que, a su juicio, genera cierta confusión en el debate público 'intenso, pero carente de movilizaciones en la calle', a diferencia del catalán que ha realizado varias demostraciones de fuerza y que prepara otra más para el 23 de abril. ¿Un pero? Sí. De momento, el escocés, y Keating señaló también de soslayo el proceso catalán, 'es un debate de las clases medias, que se debe ampliar a las capas más populares, que corre el riesgo de pasar a ser un componente marginal'. Un debate enriquecido en los dos últimos años y potenciado por la polarización existente, desde el momento en que el acuerdo que posibilita la consulta escocesa elimina la tercera vía, autonomista y mayoritaria entre la población escocesa, según los diferentes sondeos de opinión que maneja el profesor británico.

Otra similitud, compartida en el análisis por Urtasun, es el europeísmo y la defensa del estado del bienestar de unos independentismos enfrentados a una visión centralista en las relaciones del estado con la Unión Europea y sometidos a la pérdida progresiva de soberanía económica y política y que el candidato ecosocialista a las europeas ejemplificó en la Troika -'un poder tecnocrático que no rinde cuentas a nadie'-. Urtasun demandó llevar la discusión más allá  y reabrir el debate sobre el modelo de estado en España, cerrado en falso por una Transición cada vez menos modélica, 'sobre esto es sobre lo que queremos hablar ahora, volver a hablar', y confesó que observa con 'envidia' el proceso escocés con una consulta asegurada y con el debate centrado sobre las dos opciones que plantea el referéndum.

'Aquí, la derecha española está crispando mucho el debate', ha deplorado el candidato de Iniciativa, que ha alabado la calma de la discusión entre Escocia y Gran Bretaña, con el ejemplo de la libra esterlina y el anuncio del gobierno de David Cameron que Escocia podrá emitir su propia deuda pública en 2015. Una emisión que para el SNP del primer ministro escocés, Alex Salmond, llega tarde y que, en todo caso, se producirá con el resultado del referéndum ya conocido. Una serie de gestos y argumentos, en cualquier sentido, que se echan en falta en relación a Catalunya, como recalcaron Keating y Urtasun, durante el acto. De esta manera, el político catalán incidió en el eje del ideario soberanista, el derecho a decidir y el pacifismo del proceso, y apuntó al PP por su negativa a discutir. 'Si la consulta no cabe en la Constitución, el problema es de esta, no de la ciudadanía', concluyó Urtasun, que quiso señalar que el proceso escocés es la demostración de que la solución en Catalunya también pasa por la política y no por la vía de la imposición y las amenazas judiciales.

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