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Jóvenes raperos de Lavapiés piden respeto con sus rimas

El cantante Carlos Wey lidera el proyecto de 20 chicos de entre 4 y 23 años

DANIEL AYLLÓN

“Los niños deben saber que hay valores más allá del coche, el mp3 y la ropa. Yo no tengo la solución para todo, pero puedo ayudar, seguro con mis ideales y quizá con mi música”. Estos ideales de Carlinhos Brown inspiraron hace tres años al rapero venezolano Carlitos Wey, de 30 años, para “educar” a niños y adolescentes por medio de su música: el rap. Bases, ritmos y rimas para espantar fantasmas como la delincuencia, el egoísmo, el racismo o la violencia. El lugar elegido: el barrio de Lavapiés, la torre de Babel madrileña. A lo largo de sus 90 calles conviven 30.000 ciudadanos de 88 nacionalidades.

La mayoría de los 20 chicos de entre 4 y 23 años que acuden los sábados por la tarde al taller musical de Carlitos, en el local El Rapeadero, son hijos de inmigrantes. Su brújula cultural está en la República Dominicana, Senegal, Ecuador, Mali, Bolivia, España, Rumania, Marruecos, EEUU... pero “todos españoles porque el hip hop hermana”, subrayan.

Sin fronteras

“La nacionalidad que tenga cada uno nos da igual. Todos son de Lavapiés. Vivan o no en el barrio”, dice Manuel Osuna, presidente de la Asociación La Corrala, la principal promotora cultural del vecindario.

Como guinda, han presentado su primer disco, Mi gene’rap’ción, en el que cada chico rima sus ilusiones, miedos, ideales y problemas.“Hay que enseñar a los chavales los riesgos de la calle con mecanismos constructivos”, dice Carlitos, que asegura que el éxito del taller está en que le vean como “un colega más”.

El local, al que los niños acuden con o sin sus padres, es un hervidero los sábados por la tarde. Alfredo, uno de los padres, destaca la mejora de la autoestima y felicidad de su hija, e invita a todos los padres a “escuchar y apoyar a sus hijos”.

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