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"Yo nunca he estado con mujeres víctimas de la mafia"

Muchos clientes consideran que la mayoría de las prostitutas ejercen la profesión libremente

S. HIDALGO/A. LÓPEZ MILLÁN

A Sandra, prostituta venezolana de edad indefinida y pelo con extensiones rubias, le gusta la campaña del Ayuntamiento de Madrid en contra de los hombres que acuden a la prostitución. Aunque vaya en contra de sus intereses. “Me parece bien, a ver si así muchos se echan para atrás. Yo no me voy con cualquiera, ya tengo mi clientela más o menos fija”, cuenta al mediodía en la calle de Ballesta, en una zona que está siendo rehabilitada por varios empresarios reunidos en el colectivo Triball para alejar del centro de Madrid a la prostitución.

Sandra, dice ella, no trabaja para nadie. Está apoyada al lado de su antiguo club de alterne, que cerró hace unos meses. “Estoy por libre, no tengo chulo”, asegura. Algo que no le ocurre a la mayoría de las mujeres inmigrantes que se prostituyen en España (unas 400.000), que según distintas ONG, trabajan presionadas por las mafias a las que tienen que entregar todo su dinero.

La realidad sobre la explotación sexual parece que no ha calado entre los hombres españoles que pagan por tener relaciones sexuales. Ya en el año 2003, un estudio de la Comunidad de Madrid señalaba que  los clientes preguntados preferían hacerse los sordos cuando se les preguntaba por la explotación a la que están sometidas la mayoría de las prostitutas. “Me gustan todas: las rusas, las ucranianas, las subsaharianas, las marroquíes, las colombianas... pero no, no, yo nunca he estado con mujeres víctimas de tráfico ilegal”, explicaba con soltura Pedro, un cliente, a los autores del estudio.

Una idea de pensar muy parecida tenían en noviembre pasado los clientes del club El Romaní, en Valencia y el más grande de España. “Las chicas están aquí porque quieren, nadie les obliga y ellas se lo pasan bien”, comentaban varios hombres en la cincuentena a la entrada del local.  

La campaña del Ayuntamiento de Madrid con el lema “Porque tú pagas existe la prostitución” también ha tenido reacciones en distintos foros de Internet de clientes. Un usuario de una de estas webs escribe: “Lo que hace falta es más valentía y más cojones para tratar el asunto, como decía una lumi en un reportaje televisivo: A mí el alcalde no me va a impedir que haga con mi vagina lo que me dé la gana”.  

Otro asiduo de estos foros reflexiona: “No quieren entender que la mayoría de las lumis que están en los clubs, si no todas, por lo menos todas las que yo he conocido, lo hacen porque les mola y se sacan un pastón”. Y un tercero: “No están explotadas, podrían perfectamente trabajar en otra cosa, eso sí, a 900 euros al mes”.

El Ayuntamiento de Madrid no ha sido el único en acosar al consumidor de sexo de pago. Hace dos meses, el consistorio de Málaga inició una lucha contra los clientes de las prostitución con una campaña de información que ofreció resultados positivos, según fuentes municipales, porque la clientela de la calle descendió. Ahora, el objetivo de las autoridades locales es asistir a las mujeres que ejercen esta actividad.

El pasado 28 marzo el ayuntamiento malagueño y la Junta de Andalucía inauguraron un centro promovido por la asociación Mujer Emancipada para atender a estas mujeres en un polígono industrial de la ciudad donde se calculan que hay más de 300 practicando la prostitución. La iniciativa es pionera en España. En los sesenta metros cuadrados con los que cuenta esta instalación, las usuarias pueden asistir a talleres de sexo seguro y a clases de español, además de conseguir preservativos gratis.

Además, las prostitutas tienen la oportunidad de recibir información personalizada para gestionar cuestiones relacionadas con la vivienda o la cartilla sanitaria y atención psicológica. Además, los técnicos que prestan esta asistencia pueden derivar los casos a centros especializados de ayuda a mujeres e inmigrantes, y ofrecen la posibilidad de buscar alternativas laborales para abandonar la actividad a través de programas municipales.

En principio, este módulo abre únicamente en horario de tarde, aunque sus gestores afirman que si logra atraer el interés de las prostitutas, podría incluso prestar servicio durante todo el día en el futuro. Sólo en su primera semana de implantación acudieron a este centro unas 60 mujeres, que en la mayoría de los casos repitieron la visita.

Paralelamente, el Ayuntamiento de Málaga prepara el borrador de una ordenanza municipal que impondrá sanciones a los clientes de la prostitución con “una clara filosofía abolicionista”, según el Gobierno local.

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