Hay un familiar que ayer, al comunicarle la muerte de un ser querido en el accidente, reaccionó preocupándose más por la mascota que viajaba también el vuelo a Las Palmas que por el pariente. Los psicólogos están tratando en el recinto ferial de Ifema reacciones desmedidas, extrañas, comprensibles por el estado de shock en el que se encuentran los afectados.

Hay tres etapas en la reacción de los familiares: el impacto, la respuesta y la reubicación, según explicó ayer Juan María Urruzuno, psicólogo llegado desde el País Vasco para atender a los afectados. 'El impacto dura de 24 a 36 horas. La reacción, cuando ya son conscientes de lo que ha pasado, dura dos o tres días. Por último, la reubicación o el duelo, suele remitir en un año', aseguró el psicólogo. Él y el resto de sus compañeros atienden a cada familiar en una habitación individual del recinto ferial de Ifema. Allí les comunican la pérdida. A muchos les sorprende la entereza con la que están respondiendo algunos.

Ésto no me pasa a mí

'Muchos no creen que les está pasando a ellos... y luego pasan a preguntarse que por qué les ha ocurrido a ellos', explicaba Myriam González, especialista del Colegio de Psicólogos de Madrid.

Lo más difícil es quitarle de la cabeza a los afectados el sentimiento de culpabilidad. Los psicólogos explican que muchos no dejan de repetirse, por ejemplo, si las cosas hubiesen cambiado si hubiesen hecho con la víctima otro tipo de plan para estas fechas. Muchos han perdido padres, hijos, amigos, compañeros de trabajo con los que se imaginan ahora haber pasado la comida del pasado 20 de agosto.