Los investigadores aseguran que Félix Martínez Touriño llevaba una vida 'honesta' y normal. La típica vida de una persona que no acaba sumariamente ejecutada un lunes por la mañana cerca de su propia casa cuando va camino del trabajo.

Pese a todo, los Mossos dEsquadra, que investigan quién y por qué ordenó que le dispararan el lunes en plena calle, están convencidos de que no le dispararon por error. Por ello, están buscando pistas en su entorno familiar y profesional que pueda llevar a descubrir el móvil del crimen. A partir de ahí se establecerían posibles sospechosos.

'Los asesinatos son los casos más fáciles de resolver una vez se conoce el móvil', recordaban ayer fuentes policiales. Una de las principales hipótesis que se han formulado es si Martínez Touriño pudo contraer algún tipo de deuda o si en alguna operación que llegara a buen puerto o simplemente se estudiara se gestó una enemistad que derivara en el crimen.

Mientras el sector hotelero de Barcelona expresaba el martes sus condolencias y estupefacción por la muerte del que fuera director del Centro Internacional de Convenciones de Barcelona, el círculo más cercano del fallecido insistía en que debió de tratarse de un crimen por error.

Los indicios que tienen los Mossos para tratar de localizar al autor material del crimen son una imagen captada por una cámara de videovigilancia que ya se ha difundido entre los vecinos de distintos barrios y unas huellas dactilares que el sicario dejó en el capó de un taxi, que a punto estuvo de atropellarle durante su huida.

Según apuntó a Público un especialista en crimen organizado, el modus operandi del asesinato del lunes 'nunca' se había visto antes en Barcelona, aunque sí en otras zonas, como Madrid o en la Costa del Sol. 'El crimen del lunes tuvo las componentes típicas de los asesinatos que realizan los sicarios suramericanos; la mafia rusa no mata en la calle, elige mejor el sitio', exponía.