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Malestar universitario en Italia

Silvio Berlusconi recorta los fondos a las facultades y se plantea privatizarlas

SANDRA BUXADERAS

El mundo universitario italiano está en pie de guerra contra el proceso de Bolonia (la equiparación de todos los sistemas universitarios de la UE) y los recortes de fondos públicos aprobados por el Gobierno de Berlusconi. A la cabeza de las protestas está el movimiento estudiantil, que en Italia toma el nombre de Onda Anómala, la ola marina que nace de la nada pero crece hasta alcanzar alturas inimaginables. Este movimiento convocó una manifestación masiva contrra la reunión de rectores de países del G-8 la semana pasada en Turín. Ahora los estudiantes se organizan para protestar de nuevo durante la cumbre del G-8 de julio en la ciudad de Aquila.

Onda Anómala nació el pasado otoño en protesta por la decisión del Gobierno italiano de aprobar varios decretos en línea con las directrices del proceso de Bolonia. Además, Berlusconia ha decidido sanear las cuentas públicas con recortes drásticos de gastos educativos.

El Ejecutivo se plantea convertir las universidades públicas deficitarias en fundaciones privadas. También prevé diezmar el número de cursos ofrecidos por las facultades y despedir a 2.000 investigadores una vez terminen la beca universitaria.

'La universidad produce riqueza a través de la investigación hecha con sueldos baratos, pero luego no se invierte en servicios o becas', se queja Ennio Donato. Este estudiante de Filosofía critica que los recortes benefician a las universidades más punteras, pero penaliza a las demás, sobretodo a las del sur del país. Isabella Rossatto, estudiante del doctorado en Ciencias Políticas, critica que las universidades italianas vayan a parar a fundaciones privadas y sean las empresas propietarias 'quienes deciden qué se investiga y qué no'.

Emanuele Bultrini, investigador del Instituto Superior de Sanidad, cuenta que en su centro trabajan 2.500 personas. Las 700 con contrato precario irán a la calle en julio, sin finiquito ni derecho a paro. 'Es como si el Gobierno americano de un día a otro despidiese al 30% del personal de la Nasa. Ningún gobierno occidental, sea de izquierdas o de derechas, haría algo parecido. El nuestro sí', critica.

La revista Nature criticó también a Berlusconi, al asegurar que venían 'tiempos oscuros' para los científicos italianos. Incluso el presidente de la República, Giorgio Napolitano, aunque concede que el sistema universitario necesita alguna reforma puntual, criticó que los recortes sean 'indiscriminados'. Ante todo, asegura, 'hay que salvaguardar el capital humano' de Italia y 'evitar la dispersión de talentos'. 'Es nuestro deber moral evitar el despilfarro y los gastos innecesarios que se han ido acumulando a lo largo de años de gestión universitaria poco eficaz', se defiende la ministra de Educación, Mariastella Gelmini.

Por su parte, el ministro de Función Pública, Renato Brunetta, asegura: 'Hemos salvado Italia ahorrando 36.000 millones de euros para el período 2009-2011'. Aún así, tras las protestas, el Gobierno ha anunciado que 'abriría un periodo de reflexión' y suavizará los recortes, pero todavía no ha tomado ninguna iniciativa.

Mientras, los estudiantes de Onda Anómala no quieren bajar la guardia.

Los estudiantes han reaparecido esta primavera tras un otoño caliente. Empezaron el 30 de octubre pasado, cuando se aprobó el decreto de reducción del dinero público de la ministra de Educación Mariastella Gelmini.

El decreto se añadía a otro más general sobre recortes en la función pública aprobado por el ministro del ramo, Renato Brunetta. Ese día, los estudiantes se encerraron masivamente en las facultades. Las movilizaciones duraron hasta el invierno, cuando el Gobierno prometió introducir algunos cambios.

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