Cuando María (la llamaremos así porque no ha trascendido el nombre), de 13 años, dibujó un corazón con dos nombres femeninos dentro, no sabía qué le esperaba. María tuvo mala suerte. Sus agresoras, compañeras del instituto Vallès, en Sabadell, encontraron el corazón y fue la excusa perfecta. Su madre ha denunciado que las agresiones eran constantes: golpes, insultos, amenazas con navajas e, incluso, comer tierra.  

El maltrato era sistemático. Los Mossos d’Esquadra tuvieron que vigilar el domicilio de María. Además, han confirmado que la familia puso tres denuncias por lesiones y una cuarta por amenazas a la madre, quien en todo momento luchó para que la situación se resolviera. Escribió cartas al Ayuntamiento de Sabadell, al Síndic Municipal de Greuges y al Departament de Educació. También se puso en contacto con miembros del movimiento de gays y lesbianas.

La madre de María siempre ha sostenido que las agresiones tienen mucho que ver con la homosexualidad de su hija. Educación lo niega. “La causa de las agresiones no tiene que ver con la condición sexual de la niña sino con la mala relación que mantenían las adolescentes”, afirman fuentes del Departament que también insisten en que “lo que pasó, no pasó en el centro, si no fuera”.  

Al final, la lucha de la madre de María se ha resuelto con un cambio de centro en la misma ciudad. “No era una obligación. No tenía que cambiar pero, de acuerdo con la madre, se creyó que era la mejor solución”. El Departament de Educació, en casos como éste, suele optar por el cambio de centro.

En cuanto a las agresoras, se habló con ellas, “se hizo pedagogía” pero Educación no confirma que el instituto  tomara medidas más drásticas contra ellas. Ahora el caso está en Fiscalía de Menores, donde se deberá decidir qué pasa con las adolescentes.