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Aguirre y Cobo se citan en el Matadero

Los líderes del PP de Madrid rivalizan en ayudar a Rajoy a llegar a la Moncloa

MARÍA JESÚS GÜEMES


 

Fue el chiste fácil del día. Corrió a cargo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y del vicealcalde madrileño, Manuel Cobo. Ambos participaron ayer en un acto del Grupo Municipal con el regidor, Alberto Ruiz-Gallardón, y el líder del PP, Mariano Rajoy, como testigos del duelo que se podía desarrollar en el antiguo Matadero de la capital, ahora reconvertido en centro cultural.

La cita tenía su morbo pero no hubo sangre. Al menos en público. Todos representaron bien su papel y enfundaron los cuchillos. La primera, Aguirre, que tuvo que ver cómo Cobo daba la bienvenida recordando que a su partido se suma cada día más gente. 'Somos más de 700.000 militantes', dijo incluyéndose cuando está a punto de cumplirse ocho meses desde que el comité de garantías le suspendió de militancia.

'Somos más de 700.000 militantes', dice Cobo aunque está suspendido

Fue por una entrevista a El País en la que acusaba a la líder del PP de Madrid de haber montado 'una gestapillo' para espiarle y calificaba de 'vómito' lo que ella y su equipo habían hecho para impedir que Rodrigo Rato fuera presidente de Caja Madrid.

Ayer había gente que se preguntaba por qué Cobo hablaba. Lo hacía en calidad de portavoz municipal. Aunque, en octubre del año pasado, 13 de los 32 concejales de Gallardón pidieron su cabeza a propuesta del concejal de Villa de Vallecas, Ángel Garrido.

Allí estaban todos los que habían pedido su dimisión para arropar a su presidenta. Esta, mientras Cobo realizaba su discurso, se entretenía con su móvil. El número dos del alcalde aprovechó para poner a Rajoy como ejemplo del 'liderazgo que necesita España' para salir de la crisis. En su opinión, se requiere un presidente instalado en la 'normalidad' que 'busque soluciones a los problemas y no crearlos'.

Aguirre pide que el PP se prepare 'a todos los niveles' para gobernar

En esa misma línea se pronunciaron Gallardón y Aguirre, escenificando un cierre de filas con el único objetivo de echar a Zapatero del Gobierno y elevar al trono a Rajoy. Los dos se ofrecieron a ayudarle.

El primer edil defendió la 'rebeldía intelectual' y la 'capacidad regeneradora' del 'centro reformista' que, según él, caracteriza a su partido. Gallardón dijo que su equipo había estado trabajando durante estos últimos años sin 'aspavientos'. 'Nos ha gustado siempre que los hechos hablen más que las palabras', señaló recordando que así es cómo los suyos aportan 'su grano de arena' al 'proyecto' de Rajoy.

Rajoy defiende que el presupuesto de Gallardón tiene superávit

Se refería a las obras de la M-30 y de Madrid Río, pero más de uno quiso leer entre líneas. Desde hace meses el alcalde prefiere mantenerse ajeno a los líos internos y evita cualquier confrontación. Hay quien asegura que esa es la condición que le ha puesto Rajoy para llevarlo en sus listas en la próxima convocatoria electoral. Ayer, Gallardón dijo en Los desayunos de TVE que no iba a cometer 'el error' de pedirlo de nuevo.

Aguirre inició su discurso con un 'querido presidente, querido Alberto, vicealcalde... queridos todos'. Para pasar, a continuación, a arremeter contra Zapatero. 'Sabemos que ahora más que nunca nuestro partido se ha convertido en la única esperanza de muchos españoles', dijo haciendo un guiño con su nombre. Pidió que el PP se prepare 'a todos los niveles' para gobernar y prometió a Rajoy que podía 'contar con el esfuerzo y el compromiso de todo el PP de Madrid'.

El líder de los conservadores cerró el encuentro alabando a los líderes madrileños. Presumió de que 'el ayuntamiento ha liquidado su presupuesto con superávit y la Comunidad es la que tiene menos déficit de España'. Zapatero siempre le afea a Rajoy que el consistorio madrileño es de los más endeudados de España y que sube los impuestos en contradicción con las consignas de la dirección nacional. Pero, para Rajoy, el presidente del Gobierno es el único que se ha convertido 'en un experto en materia de deuda pública y déficit público'.

Rajoy echó un capote a Gallardón reconociendo su labor. Para él, lo que algunos califican de obras faraónicas podría ser comparado, con los años, con la Gran Vía que acaba de cumplir 100 años. 'Para mí, que me dicen que esto de los tiempos no lo llevo muy bien, la historia demuestra que lo importante es ser serio. El único antídoto contra los problemas y críticas es lo que se hace bien y el Ayuntamiento de Madrid puede estar orgulloso', concluyó.

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