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El ala más catalanista del PSC protege a Maragall

Desorientación en el partido, que busca distanciarse de sus socios

FERRAN CASAS

Ernest Maragall no está solo en el PSC. Ayer, el ala más catalanista salió en defensa del conseller de Educació, que el miércoles dio por agotado el Tripartito pese a sus logros y mostró poca confianza en reeditar una fórmula que 'fatiga' por 'inestable'.

La política catalana siguió monopolizada por el jardín en el que se metió el conseller y en el que zambulló a su partido. Nadie en el PSC enmendaba a la totalidad sus palabras, formuladas con el objetivo de reforzar la imagen del PSC al margen de sus socios para buscar el cuerpo a cuerpo con CiU en el terreno político central, pero la mayoría discrepaban de las formas y del momento, cuando a la legislatura aún le quedan nueve meses.

José Montilla se vio obligado el miércoles a reprender a su conseller y ayer tuvo que negar que las palabras de Ernest Maragall, hermano del ex president que alumbró la coalición de gobierno, hayan puesto 'en crisis' al partido.

Por segundo día Montilla no rehuyó a los periodistas en los pasillos del Parlament y afirmó que sería un 'error' negar el debate interno sobre las tácticas electorales. Afirmó, además, que mientras sea primer secretario del PSC garantizará la libertad de expresión.

El president quiere evitar así que afloren, en el partido o en sus entornos, voces que censuren a Maragall o le presenten como amortizado. Es también en esta clave como se explica la mayor contundencia de la declaración que, también ayer en el Parlament, leyó el conseller de Economia Antoni Castells, otro puntal del sector más catalanista y centrista del PSC, que no se encuentra precisamente cómodo con los socios.

Castells, único conseller que el miércoles estuvo en la controvertida conferencia de Maragall, no sólo avaló su derecho a opinar sino que compartió el análisis. 'Negar la realidad es un error y el PSC no debe cometerlo', sentenció. Como Montilla, juzgó necesario preservar espacios de debate en una formación habitualmente monolítica.

La consellera de Justícia, Montserrat Tura, también reclamó respeto 'a la pluralidad del PSC' pero acto seguido instó a todos a 'hacer piña para ganar las elecciones'.

Tanto ella como Castells coinciden en la necesidad de marcar distancias con sus socios. Otros sectores del partido están en esa línea, pero Montilla y su estado mayor son los que quieren administrar el mensaje y los tiempos. El secretario de organización, José Zaragoza, declaró hace días que, tras siete años de 'picar piedra' con socios incómodos, el PSC se ha ganado gobernar en solitario.

Altos dirigentes insistían en que Maragall cae en la trampa de CiU 'al dar por acabada la legislatura y el Govern cuando le quedan por inaugurar 54 escuelas'.

Unos y otros zanjaban la polémica señalando el objetivo común: 'El PSC, como cualquier partido, aspira a gobernar en solitario. Pero de la única alianza de la que se habla es de la actual'.

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