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Un alcalde sin un buen día de ministro

Su llegada coincidió con la meteórica subida del paro que marcó su mandato

B. C. B.

A Celestino Corbacho (Valverde de Leganés, Badajoz, 1949) le cuesta recordar un buen día al frente del Ministerio de Trabajo e Inmigración. Llegó a Madrid precedido por su éxito en la inserción de inmigrantes en L' Hospitalet de Llobregat, municipio barcelonés del que fue alcalde 14 años, pero aterrizó en pleno estallido de la crisis financiera, en abril de 2008, lo que lo llevó a lidiar con el mayor número de parados de la historia.

Corbacho nunca se ha sentido culpable de la meteórica subida del paro, algo que percibe inmanente a la crisis, y ante lo cual su cartera pudo aportar pocas soluciones. Sí se lleva la decepción de no haber logrado culminar los dos procesos de Diálogo Social que se iniciaron bajo su mandato, en agosto de 2008 y enero de 2010, pese a la buena sintonía que llegó a tener con los agentes sociales. La vuelta a Barcelona supone un alivio para él, ya que se sigue sintiendo muy querido por sus paisanos.

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