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La "alternativa" del PP evita concretar medidas anticrisis

Plantea una regulación 'clara' del despido, pero no explica cómo lograrla. No habla de pensiones ni presenta un tijeretazo alternativo

 

YOLANDA GONZÁLEZ

La ocasión lo merecía. La plana mayor del PP y un nutrido grupo de empresarios se acercaron ayer a un desayuno informativo al hotel Ritz de Madrid, donde Mariano Rajoy había prometido desvelar su 'alternativa económica a la del Gobierno'. Su 'plan', como también lo hace llamar. La expectativa generada por su intervención fue inversamente proporcional a la novedad y concreción de sus medidas. Ello no impidió que recogiera algunas alabanzas. El presidente de la patronal, Gerardo Díaz-Ferrán, calificó de 'serio y coherente' el discurso. 'Desde el punto de vista empresarial, nos ha gustado mucho', destacó.

En el discurso en el que el principal partido de la oposición pretende basar su programa de Gobierno, faltaron propuestas en materia de pensiones. O las alternativas del PP al tijeretazo al gasto social emprendido por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Al respecto, Rajoy apostó por someter a las administraciones a 'una cura de adelgazamiento'. Pero no dio más pistas. Sí hizo hueco a su clásica petición de reformar el sistema educativo con la garantía de que el castellano sea la lengua vehicular.

Defiende introducir en la Constitución el control del déficit público

Una de las principales novedades aportadas por Rajoy a su auditorio fue la de buscar el consenso político para introducir en la Constitución los principios de la estabilidad presupuestaria. 'Alemania ya ha hecho algo parecido', explicó el presidente del PP.

Una parte importante de la intervención estuvo destinada a la reforma del mercado de trabajo. Antes de pasar a su propuesta, Rajoy se lamentó de que el Gobierno 'no se haya decidido a abordar una verdadera reforma, sino tan sólo una serie de parches de dudosa eficacia'.

Frente al decreto-ley aprobado por el Ejecutivo, en el que el PP se abstuvo, Rajoy apostó ayer por flexibilizar la negociación colectiva con cláusulas de descuelgue para los empresarios. Pero no ofreció detalle alguno sobre cómo hacerlo.

En cuanto a la contratación y el despido, Rajoy abogó por la necesidad de una regulación 'clara, sencilla y aplicable de extinción de los contratos' para evitar los litigios judiciales. Tampoco indicó cómo lograr esa claridad.

Algo más concreto fue cuando puso el acento en la formación profesional, otra de las novedades de su discurso. El PP pretende que la formación continua sea reconocida como 'un verdadero derecho de los trabajadores'. En este sentido, Rajoy propuso la creación de una cuenta de formación asociada al número de cotización de la Seguridad Social que permita identificar de forma inmediata la formación recibida por cada uno.

Esta apuesta choca con el tijeretazo barajado hace pocas semanas por los conservadores en un documento interno de partido como alternativa a los recortes del Gobierno. En total, Rajoy se decantaba por suprimir 537 millones de euros de los cursos de formación.

En el apartado destinado a la reestructuración del sistema financiero, Rajoy aprovechó para criticar que, 'hasta el día de hoy', su formación no ha recibido ninguna propuesta concreta del Gobierno.

No obstante, avanzó que el PP apuesta por una reforma de la Ley de Cajas que, entre otros asuntos, haga 'incompatible la condición de cargos políticos con la de miembro de algún órgano de Gobierno de las cajas'. Y por permitir que las entidades que lo deseen 'puedan separar la actividad bancaria de la fundacional'. Es decir, permitir la entrada de capital privado.

La intervención estuvo plagada de argumentos y propuestas que han llenado las intervenciones de los dirigentes conservadores en los últimos meses, como la de la negativa a la subida del IVA, la reforma del sistema educativo o la rebaja selectiva de impuestos. Ningún dirigente europeo ha apostado en los últimos meses por la rebaja de impuestos.

Por otra parte, Rajoy se opuso a que España aplique la tasa bancaria acordada por la UE desmarcándose del resto de líderes políticos europeos. A su juicio, 'en este momento' sería 'muy poco prudente' hablar de un impuesto bancario. 'En España estamos recapitalizando o tenemos necesidad de recapitalizar nuestras entidades financieras. Hablar de un impuesto en un momento en el que lo que se está haciendo y lo que tenemos que hacer es recapitalizar a las entidades financieras me parece muy poco prudente', respondió al ser preguntado en el coloquio sobre la opinión que le merece la citada tasa.

Con estas palabras, el líder del PP despreciaba la decisión tomada por el Consejo Europeo el pasado día 17, cuando decidió imponer una tasa a los bancos 'que contribuirá a un reparto equitativo de la crisis financiera', según explicó el presidente del organismo, Herman Van Rompuy. El tema será debatido en la cumbre del G-20 que comienza hoy en Toronto. Independientemente de lo que ocurra en esta cita, Van Rompuy ha avanzado que la UE no renunciará a la medida. 'Si no hay consenso nosotros iremos adelante', ha advertido.

Hasta la fecha, Francia, Italia y Reino Unido ya se han aliado a favor de este gravamen para la banca. En España, habrá que esperar a octubre para que se desvelen todos los detalles de la regulación financiera.

En su intervención, Rajoy no ocultó 'que es un asunto que se va a debatir en el G-20, del que se ha hablado en el último Consejo Europeo y sobre el que hay negociaciones y discusiones en el Parlamento Europeo'. Pero intentó marcar diferencias: 'La situación de los países es distinta. No es lo mismo Reino Unido o Alemania que la situación de España', remarcó. 'En España existe un fondo de garantía de depósitos. En esta situación, no parece lo más razonable [el gravamen]. No me gusta que si alguien hace las cosas mal al final tenga que ir en ayuda de ello todo el mundo porque no queda más remedio. Eso no me gusta', completó el presidente del Partido Popular ante un auditorio repleto de personalidades del mundo de los negocios.

La postura de Rajoy ante la tasa bancaria coincide en sus planteamientos con la de la Asociación Española de la Banca (AEB).

 

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