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Aznar ve a España como uno de los principales problemas de Europa

Mariano Rajoy guarda silencio sobre las críticas del expresidente del Gobierno a la economía española

YOLANDA GONZÁLEZ

Un año más, el expresidente del Gobierno, José María Aznar, cumplió con la tradición de invitar a su sucesor al frente del PP a la clausura de los cursos de FAES, la fundación que preside. Por octavo año consecutivo Mariano Rajoy aceptó el ofrecimiento, se trasladó hasta Navacerrada, en la sierra madrileña, posó ante los fotógrafos junto al presidente de honor del partido que ahora él lidera, escuchó el discurso de su compañero, pronunció el suyo. Y se marchó. Todo transcurrió sin grandes anuncios y sin sobresaltos en un día en el que su rival socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, celebraba su puesta de largo.

Sin mencionar explícitamente al candidato del PSOE para las próximas generales, ambos hilaron discursos en clave muy electoral. Aznar, describiendo la que, a su juicio, será la España que va a encontrarse Rajoy; y éste, reivindicando los buenos resultados del 22-M y esbozando 'los pilares fundamentales' sobre los que los conservadores van a 'seguir trabajando en los próximos años'.

Ni a Aznar se le iluminan los ojos cuando escucha a Rajoy, ni viceversa. Pero hace ya bastantes meses que entre ambos reina la paz, por lo que no faltaron los halagos. 'Hoy casi nadie duda ya de que tenemos aquí a quien va a ser el próximo presidente del Gobierno de España', sostuvo el expresidente.

Pese a estas palabras, el panorama que dibujó Aznar sobre España no es muy esperanzador. Máxime, si se tiene en cuenta que sus palabras fueron pronunciadas en presencia de la persona que, según él mismo, ocupará el Palacio de la Moncloa tras las próximas generales.

El presidente de honor del PP insistió en que pese a que España es uno de los países fundadores del euro ahora 'somos un problema' para la moneda común. 'Tenemos que dejar de serlo para que la economía española vuelva a beneficiarse de la moneda única europea y el proyecto europeo se beneficie de España como ancla de estabilidad y reformas', completó sumándose a la tesis que días antes había abonado Cristóbal Montoro, portavoz económico del PP.

Y por si no había quedado clara su idea del lastre que, a su entender, supone España para el continente europeo Aznar consideró que 'habrá que trabajar mucho para recuperar una España que sea parte de las soluciones de Europa y no, como lamentablemente es ahora mismo, uno de sus principales problemas'. A su lado, Rajoy escuchaba atento. Pero después no iría tan lejos y se limitaría a aportar por recuperar 'el prestigio de la marca España'.

Fuera ya de las fronteras europeas, el presidente de FAES, abogó por recuperar 'el vínculo atlántico que ha quedado muy dañado por el infantil antiamericanismo de los que se despiden [en alusión al presidente del Gobierno]'. También instó a priorizar las relaciones con Iberoamérica, frente al 'abandono' de los últimos años.

De vuelta a España, Aznar arremetió contra quienes visten a la crisis 'de meteorito inesperado o de maremoto mundial'. Y es que, él está convencido de que 'la crisis que padecemos en España es cada día menos internacional y más propia; y que no es sólo económica, sino también política e institucional'.

Tras considerar insensato e insostenible mirar al Estado Autonómico 'desde el prisma de los nacionalismos', Aznar apuntó hacia la que para él es 'la peor herencia del socialismo que se despide': Bildu.

De los mensajes que en su discurso coló para Rajoy, destacaron dos. El de la necesidad de volver a la senda del reformismo, que según Aznar se quebró hace 'casi ocho años'. Y el de que su victoria debe ser por una 'amplia mayoría'.

El líder del PP, con el que minutos antes había intercambiado una conversación sobre actualidad en la que no faltó la situación en Asturias, donde los conservadores no apoyarán a Francisco Álvarez-Cascos, le cogió el guante. Y reivindicó el 'reformismo' como algo que está en el ADN del PP. A Rubalcaba no le citó expresamente. Pero no pasó inadvertido que uno de los términos con los que el candidato del PSOE era definido en su vídeo era el de 'reformista'. Tampoco, el hecho de que al comienzo de su intervención, la primera vez de las muchas que pidió elecciones anticipadas disparara contra el 'sufrimiento impuesto' de este Gobierno 'y de quienes le han acompañado durante los últimos años'. Esta alusión velada fue la fórmula escogida para hacer a Rubalcaba corresponsable de las políticas del PSOE.

Sobre Bildu, Rajoy repitió el mismo discurso que su portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, hace un par de semanas. A saber: que la situación no es 'irreversible' y que así lo establece la legislación vigente.

El líder del PP se despidió vistiéndose de candidato y, por tanto, reivindicando su historia política desde 1981, dijo. 'Algo he vivido, algo me he equivocado. Creo que tengo la experiencia suficiente'.

 

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