La preocupación de los españoles por la situación política en Catalunya se duplicó en las jornadas previas a la Diada, el 11 de septiembre, según el último barómetro del CIS, que muestra también cómo sigue aumentando la inquietud por la inmigración.

El sondeo, que se elaboró precisamente entre el 1 y el 11 de septiembre, coloca la independencia de Catalunya como el sexto problema más citado por los ciudadanos, al nombrarlo el 13% de los encuestados, cuando un mes antes la nombraban el 6,3%.

Por delante de Catalunya, en cualquier caso, se citan cinco problemas como los que más preocupan a los españoles.

El paro sigue siendo el primero, citado por el 60,7%, seguido de la corrupción y el fraude, que destacan el 25,2% de los españoles, los problemas económicos, el 24,8%,  los problemas políticos, que suponen un problema para el 19,2%, y la inmigración.

En este último caso, sigue aumentando la inquietud ciudadana por la inmigración, 4,5 puntos con respecto a julio cuando irrumpió como quinto problema nacional, hasta situarse en el 15,6%.

En este nuevo barómetro ha mejorado algo la percepción sobre la situación económica aunque no lo han hecho las expectativas, y en el caso de la situación política hay menos optimismo que en julio, tanto sobre el presente como sobre el futuro.

De esta forma, solo un 4,5% califica de buena o muy buena la situación política, algo menos que los que así opinaban en julio (5,4%), mientras que el 63,8% la consideran mala o muy mala, (64,6% en julio).

En cuanto al futuro, el porcentaje de optimistas ha bajado: ahora sólo el 14,9% opina que la situación política va a mejorar, frente a un 20,2% en julio, y un 24,8% augura que empeorará, más de los que así pensaban en el anterior barómetro (22,4%).

El 6,2% de los encuestados califica de "buena" o "muy buena" la situación económica (ocho décimas más que en julio), frente a un 49,1% que dice que es mala o muy mala (2,2 décimas menos).

Y sobre el futuro, solo el 17,6% cree que la economía mejorará, frente al 22,3% que así lo creía en julio, frente a un 25,4% que auguran un empeoramiento, un porcentaje mucho mayor que el de pesimistas en julio (19,7%).