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El BNG busca líder

Los nacionalistas gallegos no rentabilizan el declive del voto socialista

MARIOLA MORENO

'El BNG está muy enfermo'. El exportavoz nacional del Bloque, Xosé Manuel Beiras, se despachaba a gusto tras las elecciones y emplazaba a refundar la formación frentista después de que, en un contexto favorable para las fuerzas de izquierdas, tras el desplome del PSOE, los nacionalistas gallegos hayan perdido 30.000 votos.

La satisfacción en el Bloque por haber conseguido mantener sus dos escaños en el Congreso duró apenas unas horas. El resultado supo a poco entre la militancia de la que llegó a ser segunda fuerza política en Galicia, por delante de los socialistas, pero que alcanzó techo electoral en 1997, en unos comicios autonómicos en los que recibieron el 25% de los votos. Gobernaron en las principales ciudades gallegas e incluso llegaron a tener un eurodiputado en Bruselas.

La derrota de 2009 afiló las diferencias entre las culturas políticas del BNG

Eran otros tiempos. En 2005, llegó el declive. Por eso, tras las últimas críticas de Beiras, el responsable del BNG, Guillerme Vázquez, puso su cargo 'a disposición del Consello Nacional', máximo órgano de decisión entre asambleas, dispuesto a 'asumir toda la responsabilidad'. La directiva nacionalista rechazó sin embargo este sábado la renuncia. En estos momentos, cuando más revueltas van las aguas, el diputado autonómico Carlos Aymerich y líder de la corriente Máis Galiza no ha tardado en postularse como candidato a la dirección, en un movimiento que ha acentuado la brecha interna en el seno de la organización.

Los enfrentamientos entre las distintas sensibilidades que coexisten en el BNG el Encontro Irmandiño que lidera el propio Beiras; Máis Galiza, con Aymerich a la cabeza; Alternativa pola Unidade (UPG), de Guillerme Vázquez y respaldado por la Unión do Povo Galego, y el Movemento Galego ao Socialismo no son nuevos. Las diferencias casi irreconciliables se hicieron más evidentes que nunca con la derrota en las autonómicas de 2009, que otorgaron la mayoría absoluta al conservador Alberto Núñez Feijóo.

El debate sobre el proyecto ha quedado relegado por el de los nombres

El fin de cuatro años de bipartito (PSdeG-BNG) se llevó por delante al hasta entonces portavoz nacional del Bloque y vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana. La UPG, mayoritaria, logró imponer por la mínima a su candidato, Guillerme Vázquez, elegido por el 55% de la militancia, frente al 45% que respaldó a Aymerich, el mismo que ahora vuelve a entrar en escena.

Esa pugna continua en el seno del Bloque contribuye a pasarle factura en las urnas. Para Miguel Anxo Fernández Lores, alcalde de Pontevedra, única ciudad en la que el BNG obtuvo más votos el 20-N, 'la falta de unanimidad confunde a la sociedad'. 'Hay que hacer autocrítica, pero esos debates deben hacerse de puertas adentro, en la asamblea; el debate interno es fructífero y democrático, pero debe servir para sumar y no para restar', recalca.

Junto al bastión pontevedrés, hay dos municipios coruñeses Teo y Carballo que se consolidan como fortines nacionalistas. Evencio Ferrero, alcalde de Carballo, no cree que el conflicto interno que libra el Bloque difiera mucho del que deben afrontar las demás formaciones políticas. 'Lo que sucede es que el electorado no percibe esas discrepancias; las diferencias deben debatirse ante toda la militancia, que es la que elige a su portavoz nacional'.

El regidor de Teo, Martiño Noriega, se pregunta en cambio por qué el BNG no ha sido capaz de atraer al votante socialista desencantado. 'Preocupa el resultado de las principales ciudades, a excepción de Pontevedra. El mejor resultado se ha conseguido en municipios de entre 15.000 y 25.000 habitantes', precisa. Noriega opina que en el Bloque existe un problema de 'credibilidad'. 'Hay gente que prefirió votar a EU-IU o a Equo, sabiendo que ese voto no se traduciría en escaños', dice. La clave del éxito nacionalista radica, a su entender, en hallar 'un denominador común mayor'.

'No hemos cerrado el proceso abierto tras la derrota de las autonómicas añade Noriega, el BNG se ha mostrado cada vez más dividido y con un denominador común, el que se traduce en políticas nacionalistas de izquierdas, cada vez menor. Ese común denominador es el que hace que los votantes se sientan más representados y cómodos'. Entiende por ello que es necesaria 'una catarsis', debido a que 'no se entiende el debate permanente'. 'Sólo cuando esté concluido el proceso en el que estamos inmersos será el momento de dar nombres y elegir a los líderes, de lo contrario estaremos empezando la casa por el tejado'.

Considera Noriega que este es el momento de 'transmitir proyectos' para, a continuación, 'encontrar los referentes, que ayudarán a trasladar ese mensaje a los ciudadanos'. Por ello critica que 'haya gente más interesada en posicionarse que en otra cosa'.

No obstante, la foto finish que dará a conocer el nombre del candidato del Bloque a la presidencia de la Xunta no verá la luz hasta la celebración de la Asamblea Nacional, prevista para finales de enero.

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