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Los bolivianos desalojados de la Cañada en busca de otra casa

PATRICIA RAFAEL

“No podemos seguir viviendo así y ya buscamos otro sitio”. Teo, boliviano, vecino y compatriota de las ocho familias que se quedaron sin casa tras los derribos de Cañada Real, vigilaba ayer los enseres personales que todavía reposaban junto a los escombros .

A instancias del Ayuntamiento de Madrid, el martes fueron demolidos tres edificaciones del asentamiento ilegal, una de ellas un edificio de tres plantas con ocho viviendas. Como Teo, muchos de ellos trabajaban para el dueño de las viviendas, Félix Rodríguez. El alquiler, entre 300 y 500 euros, dependiendo del tamaño de las viviendas, se descuenta de sus nóminas.

“Lo que les cobro es una cantidad simbólica porque he regularizado a 14 de las familias”, señaló ayer el propio casero, constructor de profesión. Respecto a los que se han quedado en la calle dijo que tratará de solucionarlo ya que afirmó que él no recibió ningún auto de derribo del juzgado.

Mientras, unas ocho familias de bolivianos que se quedaron sin casa fueron atendidos por voluntarios de la parroquia de San Carlos Borromeo (la parroquia roja de Entrevías). Los abogados que colaboran con la iglesia trabajan ya para presentar algún tipo de petición legal. A su parecer, con el derribo de las casas “se ha violado un bien básico”.

Para protestar contra estos derribos unas 200 vecinos del asentamiento se concentraron por la tarde en la plaza de Cibeles frente al Ayuntamiento.

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