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"Busco a mi hermana gemela; nos dijeron que estaba muerta"

Estefanía quiere saber qué pasó con su hermana

SUSANA HIDALGO

'Mucho mejor que tu hija haya muerto, si no, sería una niña retrasada'. Miguel Anguita escuchó hace 24 años estas palabras del ginecólogo que había atendido el parto de su mujer, que el 11 de noviembre de 1986 dio a luz a gemelas en un hospital de Barcelona.

Una de las gemelas, Estefanía, está viva. Los médicos le dijeron a los padres que la otra hermana murió a las dos horas de nacer, pero la familia nunca vio el cuerpo porque en el hospital se cerraron en banda. La iban a llamar Amanda.

Ahora, Estefanía quiere saber qué pasó con su hermana, por qué los médicos del hospital se negaron en rotundo a entregar a sus padres el cadáver y por qué dieron una versión distinta de lo ocurrido a cada miembro de la familia. Su insistencia le ha hecho incluso aplazar los planes que tenía de boda.

'A mi padre le dijeron que la niña podía haber vivido siendo retrasada; a mi abuela, que había tenido un derrame cerebral; y a mi madre le contaron que el bebé había sufrido una parada al corazón', denuncia esta chica de 24 años.

Estefanía forma parte de la asociación de afectados que indaga en el caso de los niños robados y el perfil de su familia coincide con el de la mayoría de las denuncias. 'Mis padres, cuando el parto, formaban una pareja muy joven, humilde. Mi madre, después de la supuesta muerte de mi hermana, se quedó en estado de shock. En el hospital les vendieron la moto de que era mejor para ellos no ver el cuerpo', explica esta joven. 'A mi padre le decían que se olvidara, que tenía que encargarse ahora de cuidar de mí y de mi madre', agrega. El ginecólogo que atendió el embarazo, prosigue Estefanía, insistió en los días previos en que quería quedarse totalmente a solas atendiendo el parto. 'Y lo hizo sin cesárea ni epidural'.

La abuela, en medio del drama, insistió en que quería enterrar al bebé, pero en el hospital le dijeron que mejor que no, que iba a ser un momento muy duro. 'Se aferraron a que si un bebé muere en las 24 horas después del parto, es el hospital el que se hace cargo del entierro', señala Estefanía.

Como otros afectados, ella insiste en que sólo busca una explicación a lo que pasó hace 24 años: 'Si mi hermana está muerta, pues entonces quiero ver su cuerpo, quiero una prueba de ADN, saber si puedo tener algún tipo de dolencia o enfermedad que tuviese ella'. Y también tiene un momento para pensar en que puede que no tenga razón en su incansable búsqueda: 'A veces pienso en que quizás insisto tanto porque me gustaría tener una hermana'.

En su tenacidad, y con la ayuda de la asociación de afectados, ha ido investigando poco a poco y algo ha avanzado. Ha averiguado que en el hospital quedó escrito que la niña nació sana y que en un papel consta que la que está enterrada en una fosa común es la propia Estefanía. Todo es un misterio alrededor de aquel bebé al que quisieron llamar Amanda. En una época, como recuerda Estefanía, en la que todo se suponía que tenía que ser transparente. 'Estamos hablando de 1986, no de los años 40', concluye.

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