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Las cacerolas del 15-M se unen al 'Global Noise' mundial contra la deuda "ilegítima y odiosa"

Miles de personas se manifiestan en Madrid, en una jornada de protesta internacional, bajo el lema 'No debemos, no pagamos'.

LUIS GIMÉNEZ SAN MIGUEL

El 'GlobalNoise! (ruido global)', una 'cacerolada internacional' contra las desigualdades y la 'opresión de un sistema que pone al capital por delante de las personas', ha conseguido reunir en Madrid a miles de personas que, bajo el lema 'No debemos, no pagamos', han salido a la calle para protestar por la crisis de la deuda. 

Movimientos sociales de todo el mundo han convocado esta protesta (ver fotogalería), a la que se han sumado decenas de ciudades. En Madrid, la convocatoria ha venido por parte de la plataforma 'Re-Acción Ciudadana', compuesta por asambleas del movimiento 15-M y otras organizaciones como Attac o Ecologistas en Acción. ¿El motivo? Consideran que la deuda es 'ilegítima y odiosa' y que el Gobierno está aplicando los recortes sociales amparándose en el argumento de la necesidad de pagarla.

La marcha ha comenzado en el Paseo de la Castellana , delante de la sede madrileña de la Unión Europea (UE), y ha llegado hasta la Puerta del Sol. Los manifestantes han pasado por lo que han llamado los 'centros de poder' para señalarlos como 'culpables', entre ellos el Banco de España, la sede de Barclays o el Ministerio de Economía. 

'La deuda se ha usado en los países del sur para someterlos y ahora le toca a países de la periferia europea'

'La deuda es el pretexto que se usa para aplicar todos los recortes', ha explicado Carlos Mandel, portavoz de la Plataforma Re-Acción Ciudadana. Entre cacerolazos ha relatado a Público que 'este mecanismo se ha usado en los países del sur para someterlos y ahora se está utilizando en los países de la periferia europea para lo mismo. Es el objetivo del neoliberalismo, mercantilizar con todos los espacios sociales, como la educación y la sanidad, hacer de todo un negocio y hacernos esclavos, tanto a las personas como a los Estados, de los grandes bancos internacionales'.

Frente al pago de la deuda desde la plataforma convocante piden una moratoria hasta que se haga una 'auditoria transparente con participación ciudadana y que delimite quién ha generado la deuda y quién se ha beneficiado de ella'. 

Desde el inicio de la manifestación, las cacerolas no han dejado de sonar y los participantes, de todas las edades y condiciones, han bailado a ritmo de batukada. En esta ocasión el miedo a las cargas no ha calado entre los ciudadanos, que han acudido a la Castellana con hijos y abuelos, ataviados con las ya habituales camisetas verdes (profesores), amarillas (funcionarios), blancas (sanitarios) o moradas (feministas).   

Juntos han coreado los históricos lemas del 15-M como 'Esta crisis no la pagamos', 'No pagamos ni su crisis, ni su deuda' o se han presentado, como en el caso de los miembros del colectivo Juventud Sin Futuro (en la imagen) que han gritado: 'Aquí está la juventud precaria'. 

Pablo Padilla, portavoz de esta plataforma, ha explicado a Público que 'ya sea en la educación o en el trabajo, los jóvenes están sufriendo las consecuencias de los recortes y las reformas antisociales. Y estas medidas las está aplicando el 'régimen' amparándose en la deuda'. Además, para este joven, licenciado y actualmente en paro, 'tanto PSOE como PP dejaron muy claras sus prioridades cuando pactaron una reforma constitucional, sin pasar por las urnas, que prioriza el pago de la deuda ante cualquier otra necesidad social'.

Finalmente, los manifestantes han llegado a la Puerta del Sol, donde han golpeado durante rato sus cacerolas y han seguido gritando lemas como 'el pueblo unido jamás será vencido' o 'no es una crisis, es una estafa'.

Además de en Madrid, los indignados también han salido a la calle en Barcelona, Vigo, Gijón, Toledo o Santander, en total 37 ciudades españolas. Y en otras tantas ciudades del mundo como Lisboa, Roma, Londres o Nueva York. Como ha querido remarcar Mandel, 'lo importante de esta movilización es que hay ciudades de todo el mundo para protestar contra un sistema que pone a los beneficios económicos de la minoría por delante de las necesidades de las mayorías'. 

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