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Uno de cada cinco españoles tendrá más de 64 años en 2020

Los hombres aumentarán su esperanza de vida hasta los 80,1 años y las mujeres, hasta los 86,1

DANIEL AYLLÓN

El número de mayores de 64 años crecerá en los próximos diez años en España de los 7.745.565 actuales a 9.073.272, es decir, 1,3 millones de personas más, según los cálculos que publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este tramo de edad será, de hecho, el que más crecerá en la próxima década.

El total de la población, sin embargo, aumentará a un ritmo menor: de los 45.989.015 de personas registradas en el padrón el pasado 1 de enero, se pasará a 47.234.924, apenas 1,2 millones más. El envejecimiento provocará que, por ejemplo, disminuya la franja trabajadora de los 16 a los 64 años en 485.322 individuos, hasta los 30.457.054.

España tendrá 47 millones de habitantes dentro de diez años

Esta proyección marca una nueva tendencia en el país, cuya población total había aumentado entre 2000 y 2010 en 5,9 millones de personas. El ritmo de crecimiento de unas 600.000 personas más al año de la última década caerá hasta casi 100.000.

La variación se explica por tres factores: la mortalidad, la natalidad y las migraciones. En este tiempo, la esperanza de vida se alargará 1,7 años para los hombres y 1,5 para las mujeres. De este modo, se alcanzarán nuevos récords históricos: 80,1 años para el sexo masculino y 86,1 para el femenino.

Por su parte, los nacimientos se frenarán 'debido al envejecimiento de la población y el abandono de la etapa fértil de muchas mujeres', explica el demógrafo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Julio Pérez Díaz.

'El envejecimiento es irreversible y positivo', afirma un demógrafo del CSIC

El científico se muestra especialmente escéptico sobre la tercera variable, las migraciones, 'porque dependen de la realidad que vivan sus países de origen en los próximos años y eso no se puede prever'.

Las estimaciones del INE se realizan tomando como referencia los indicadores de las generaciones actuales.

La tasa de dependencia aumentará seis puntos esta década

Pérez aventura que la esperanza de vida y la fecundidad podrían ser incluso superiores a las estimaciones del INE porque la realidad de 2020 no estará protagonizada por las generaciones actuales, sino por otras nuevas, con diferentes características. 'Que la gente no se case ahora por la crisis no significa que no se vaya a casar dentro de diez años', señala.

El aumento de los mayores de 64 años será una de las consecuencias del cambio demográfico mundial de las próximas décadas. 'El dibujo pasará de ser una pirámide poblacional a una columna, porque los tramos de edad tenderán a igualarse', opina Pérez, que asegura que se trata de un cambio histórico iniciado hace décadas. 'En 1900, la esperanza de vida en España era de 34 años', recuerda. Entonces, el número de hijos por mujer era alto 'para evitar la extinción'.

El aumento de menores de 16 años y mayores de 64, en relación a la franja intermedia, disparará la tasa de dependencia en los próximos diez años en España, que pasará del 48,9% al 55,1%.

¿Hay que alarmarse ante este envejecimiento? ¿Se convertirá España en un país de ancianos? El demógrafo es contundente: 'De ninguna manera. El envejecimiento es una realidad irreversible y positiva. El auténtico drama era el que reflejaban las pirámides del pasado'.

Para explicar su optimismo señala dos aspectos. El primero es que la población mundial dejará de crecer antes de final de siglo. 'En Europa, en apenas unas décadas', asegura. África será el último continente.

El segundo punto en el que incide Pérez para no alarmar a la población es que los países con mejores indicadores de riqueza (infraestructuras, investigación...) son aquellos en los que la población vive más años. 'El problema no es cuántos ancianos haya en un país, sino cuánto puede producir su población en edad de trabajar. Y el número de parados es fundamental. Cuatro millones es un lastre muy grande', concluye.

Por ello, valora el giro económico que ha dado España en los últimos años, abandonando la economía agraria. Sobre el sistema público de pensiones, recuerda que, a pesar de la crisis, 'no se ha desmoronado, algo que sí ha ocurrido en muchos de carácter privado'.

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