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La comisión judicial preguntó por el desahuciado antes de que se levantara su cadáver

José Miguel Domingo, granadino de 54 años, se ahorcó en el patio de su vivienda poco antes de que llegaran los ejecutores del embargo de su casa. Arrastraba una deuda adquirida por la compra de un local y una vivienda en 2007.

AMINA NASSER

La crisis tiene consecuencias dramáticas con nombres y apellidos. José Miguel Domingo, un granadino de 54 años, se ha quitado la vida en la mañana de este jueves, horas antes de ser desahuciado de su vivienda. En la Chana, un barrio popular de la capital granadina, pocos sospechaban que Domingo, a quien todos llamaban Josemi, estuviera atravesando una situación económica tan extrema que le llevara al suicidio.

Hacia las nueve de la mañana, más o menos, su hermano halló el cuerpo sin vida de Domingo. Lo encontró en el patio interior anexo a la frutería que regenta, situada en el número 14 de la calle Arzobispo Guerrero. Apenas una hora después, cuando aún ni siquiera se había procedido al levantamiento del cadáver, agentes de la Unidad de Prevención y Reacción del Cuerpo Nacional de Policía se presentaron en el lugar para ejecutar la orden de desahucio de la vivienda que habitaba. José Miguel Domingo no les dio esa oportunidad.

El suceso ha conmocionado al barrio, donde el fallecido era muy conocido. Allí, junto a la frutería que administraba su hermano, él regentaba desde hace 30 años su propio negocio: una papelería–librería. Vecinos del difunto aseguran que desde las vacaciones del verano se le notaba depresivo y contaba que el negocio no marchaba. En efecto, las cosas no le iban bien. Domingo arrastraba una deuda adquirida por la compra de un local y una vivienda en 2007. Había solicitado una hipoteca de 240.000 euros, cuyo pago no pudo asumir al cabo de unos años. Y en 2009, ya en plena crisis, comenzó el procedimiento para reclamarle judicialmente la deuda.

Cuentan sus conocidos que el pasado año José Miguel Domingo pasó un mal trago. Su amigo íntimo se quitó la vida después de quedarse en el paro, también, ahorcado. El fallecido era soltero y, pese a sus 54 años, dicen en el barrio que no aparentaba ni cuarenta. Eso fue lo que le dijo ayer Paco, un amigo que se lo encontró en el barrio. 'En ningún momento sospeché que tuviera la intención de quitarse la vida ni que estuviera agobiado por las deudas de la hipoteca', dice.

Las versiones sobre el estado de ánimo que tenía en los últimos tiempos son contradictorias. Los que lo veían más optimista aducen que ayer, sin ir más lejos, se reunió con los amigos para ver el partido entre el Real Madrid y el Borussia. No todos tenían la misma percepción, pero ninguno imaginaba que llegara a quitarse la vida.

Este trágico hecho no es la primera vez que ocurre. En noviembre de 2010, en Hospital de Llobregat, un hombre que también iba a ser desahuciado de la vivienda que había ocupado con su mujer y su hija menor de edad se ahorcó en plena calle. El hombre de 45 años tomó esta decisión después de haber pedido al Ayuntamiento que retrasara la ejecución de la salida porque hacía 'mucho frío para estar con la familia en la calle'.

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