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"La crueldad se esconde en el silencio"

La lucha contra el maltrato animal comienza a tener recompensas

L. D. P. / A. M. V.

Han repetido la frase hasta el hartazgo: 'No es una cuestión identitaria, es sobre los derechos de los animales'. Una y otra vez. Incansables: 'Somos animalistas'. Sólo eso.

Han sido siete meses 'de infarto', de cansancio hasta la extenuación, hasta llegar a la victoria. 'Leonardo [Anselmi, portavoz de Prou] y yo hemos estado vomitando toda la noche. Llevamos días sin dormir por los nervios', contaba Alejandra García, una de las fundadoras de la Plataforma Prou. Leonardo daba vueltas por el Salón de los Pasos Perdidos. Estaba sin estar. Algo demacrado y más delgado, se dejaba abrazar por las decenas de personas que querían felicitarlo como si le costara creerse lo que estaba pasando.

Desde que la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) entró a trámite en el Parlament, los 11 promotores de Prou dos argentinos, seis catalanes y una inglesa han dejando 'familia, animales y trabajo' por la causa. Pero la lucha no empezó ayer.

En 2007, varias entidades animalistas convocaron una manifestación antitaurina: acudieron 5.000 personas. Fue entonces cuando decidieron que 'había llegado el momento'. García cuenta que 'la presentación de la ILP no fue una sorpresa para nadie'. Antes de aportar las 180.000 firmas que apoyaban su iniciativa, los animalistas se reunieron con todos los grupos parlamentarios. El objetivo era evitar que algunos trataran la iniciativa como una cuestión de identidad, de Catalunya versus España. La guerra eterna.

Y, sin embargo, todavía ayer el portavoz del PP en asuntos taurinos, Rafael Luna, se preguntaba cómo era posible que ERC o CiU quisiesen prohibir una tradición tan catalana como los toros: '¿Dónde está el problema? ¿Es que es una tradición compartida con España?'. Joan Puigcercós, de ERC, contestó diciendo que aunque la fiesta sea catalana, 'no tiene vía libre'.

Y, a pesar de la pedagogía y de las explicaciones, Eric Gallego, de Prou, dice que PP y Grupo Mixto han continuado utilizando el argumento del nacionalismo porque 'no les queda otra. Es lo único que tienen; eso y lo del prohibido prohibir'. Aun así, Gallego dice que 'duele' ver cuando lo hacen, cuando omiten que lo único que mueve a Prou es el bienestar de los animales.

Para el etólogo Jordi Casamitjana, el problema reside en que los taurinos 'viven en un sistema anacrónico de educación y de valores'. Y recuerda que cuando se enteró de que los antitaurinos podrían intervenir en el Parlament, supo que ganarían: 'La crueldad se esconde en el silencio'.

Los miembros de entidades taurinas de Catalunya no escondieron su desilusión a las puertas del Parlament. “Esta sociedad no es animalista, ha votado en clave política”, proclamó Luis Corrales, coordinador de la Plataforma en Defensa de la Fiesta.

Lo mismo pensaba Álvaro de Benito, un novillero de la Escola Taurina de Catalunya (ETC): “Siento impotencia de que los políticos decidan por mí, que no podré realizar mi sueño en mi tierra”, declaró el chaval con lágrimas en los ojos.

El director de la ETC, Luis Alcántara, se mostró igualmente decepcionado, pero aseguró que la escuela, que hoy cierra el curso, seguirá adelante. “Creo que han jugado con la buena fe de los taurinos porque al final permitieron la libertad de voto”. La opción de declarar la fiesta Bien de Interés Cultural es sólo un consuelo.

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