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Declararse gallego o cómo abandonar la Guardia Civil

El Supremo expulsa a un aspirante que se negó a jurar bandera

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De Tejero acá, pocas expulsiones de miembros de la Guardia Civil han trascendido. Ayer, la de Miguel Limia, alumno de la Academia de la Guardia Civil de Baeza, se sumó a la corta lista de aquellos que han perdido su uniforme por sentencia firme.

Su falta no fue asaltar el Congreso a punta de pistola. Ni montar en Zaragoza un peep show, local erótico para mirones, como hizo otro agente expulsado en 2003. Lo que a Miguel Limia le ha terminado acarreando la separación del Instituto Armado fue negarse a jurar bandera bajo la premisa de que él no es español 'sino gallego'. 'Galicia fue su argumento es una nacionalidad y lo contempla la Constitución'.

El sancionado apeló a la Constitución para negarse a proclamar lealtad a la rojigualda

Los galleguistas del primer tercio del siglo XX, como Castelao o el propio abuelo de Mariano Rajoy, tal vez habrían dado un pescozón a Limia. El Supremo ha optado por un camino mucho más duro. E irreversible: ayer, la agencia Europa Press reveló cómo la Sala Militar del Alto Tribunal ha revalidado la sentencia dictada en su día por el Tribunal Militar Central. En resumen: Miguel Limia ya es civil pero no guardia.

Al infractor lo denunciaron sus compañeros, que se plantaron ante la Dirección de la Academia para darles cuenta de la pasión galaica del joven aspirante. La denuncia originó la apertura de un expediente disciplinario que concluyó con su expulsión al entender el Ministerio de Defensa que había cometido una falta grave al atentar contra la dignidad de la Guardia Civil.

En 2007, un guardia civil fue separado del Cuerpo después de que la Audiencia de Palma le condenase a dos años de cárcel por robar en una casa habitada de Mallorca. Pero la Sala Militar del Supremo consideró excesiva la pena impuesta. El ladrón sufría 'trastornos psicológicos' por problemas personales, alegó el Supremo al tiempo que destacaba cómo había realizado con posterioridad un 'acto humanitario' al auxiliar a tres personas en un incendio.

«No te emociones con las canciones de tu patria de mierda», dijo en un ensayo

Sobre Limia no consta que el Supremo haya tenido en cuenta ningún atenuante. Pero sus pronunciamientos verbales reflejados en la sentencia muestran cierto estilo humanitario. Limia 'no daría la vida por España pero sí por un ciudadano'.

Como en la canción de GeorgeBrassens, parece que la música militar o la española nunca supo levantar a Limia aunque sí su ánimo barriobajero. Y, desde luego, parece que España no figura en su mapa de conceptos positivos. Se sabe lo anterior porque en un ensayo para un desfile Limia se dirigió a un compañero y le dijo lo siguiente: 'Ten cuidado, no te emociones con las canciones de tu mierda de patria'.

Al infractor lo denunciaron sus compañeros de la Academia de Baeza

El Supremo considera probado que el alumno mantuvo conductas 'rebeldes' y recoge que, según denunció una de sus compañeras, tenía intención de hacer 'lo contrario de lo que le pidieran' y 'lo que le daba la gana'.

Modoso no era. De hecho, mostró 'total indiferencia' hacia el acto de jura de bandera y aseguró 'que no entendía por qué tenía que jurar bandera si es más gallego que español'. El fallo judicial destaca que Limia también expresó que la Guardia Civil tenía actitudes 'anticuadas' y manifestó su intención de abandonar el Cuerpo en cuanto aprobara el ingreso en la Policía Nacional o se creara la Policía Autonómica gallega. Jugaba a tres barajas pero se quedó sin espadas y sólo con bastos.

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