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La doble batalla de los socialistas: ganar al PP y a las encuestas

Los expertos creen que el clima general influirá en las elecciones locales, pero dudan de que la diferencia sea tan amplia como en 1995

CAROLINA MARTÍN

Con todos los sondeos pronosticando una debacle electoral del PSOE, no es de extrañar que el líder José Luis Rodríguez Zapatero intente insuflar cierta dosis de optimismo a los dirigentes de la formación de cara a las municipales del 22-M, convocadas oficialmente el pasado martes. 'Sabemos ganar al PP y a las encuestas, y se gana cuando se sale a ganar', remarcó ya en el Comité Federal celebrado el 5 de marzo. Y desde entonces ha insistido en este mensaje.

El secretario general de los socialistas también recordó que ninguna de las 31 anteriores contiendas electorales entre generales, europeas y autonómicas había sido fácil. Lo cierto es que ha habido de todo. En las municipales de 1987, antes de la refundación del PP, los socialistas obtuvieron tres millones de votos más que los conservadores. Estos procesos electorales, sin embargo, no eran realmente competitivos, según los expertos. El cambio no empezó a percibirse hasta los años noventa. En concreto, hasta las elecciones europeas de 1994. Fue la primera vez que el PP ganó en el ámbito estatal. En 1995, los conservadores se impusieron al PSOE por casi un millón de votos. Hoy, las encuestas estiman una ventaja del PP de entre 10 y 17 puntos en intención de voto para las generales y hablan de vuelco en diversas autonomías gobernadas por el PSOE .

Delgado afirma que las estimaciones para las generales 'no son extrapolables'

Como reconoce Zapatero y la mayoría de los socialistas, las elecciones de mayo no serán fáciles. Es más, se vislumbra que serán muy difíciles por el complejo escenario actual. A la crisis económica y la gestión de esta por el Gobierno, se pueden sumar nuevos factores que influyan en la orientación del voto de los ciudadanos, como la intervención en Libia o la incertidumbre ante quién será el cabeza de lista socialista en 2012, según destacan los expertos consultados.

Ahora bien, ¿son tan complicadas estas elecciones para el PSOE como para quedar 17 puntos por debajo del PP? ¿Están peor los socialistas ahora que a principios de los años noventa, con la crisis económica de entonces y los casos de corrupción que salpicaban al partido? ¿Se quedarán por debajo de los siete millones de votos como en 1995?

Santamaría cree que la gente votará el 22-M para 'dar una patada al Gobierno'

La profesora de Ciencia Política de la UNED Irene Delgado sostiene que esas 'estimaciones no son extrapolables a las municipales'. Tampoco lo son para las generales, añade, a falta de un año para que la gente acuda a las urnas. Como mucho, pueden servir de 'termómetro que mide el ambiente'.

La politóloga, que ha hecho un análisis comparado de los ocho procesos municipales en España, recuerda que se trata de dos convocatorias distintas. De hecho, en las tres últimas elecciones municipales el PSOE cosechó entre 7,3 y 7,9 millones de votos. Cifras muy inferiores a las papeletas obtenidas en las generales. Cabe recordar que en las elecciones locales la abstención se sitúa en torno al 30-35%, diez puntos más que en las generales.

'No son las mismas bolsas de votantes ni los mismos electores', señala Delgado. Un hecho que, según argumenta, explica por qué el PP logró una mayoría simple en las generales de 1996, con casi 300.000 votos más que el PSOE, después de haber logrado aventajar a los socialistas en casi un millón de papeletas en las municipales de 1995.

Pallarés recuerda que el 'factor local' pesa en los municipios

Delgado subraya que el clima político incide en el escenario local, si bien es imposible cuantificar el peso de cada uno de los factores en la orientación del voto. Una dirección en la que apunta también el catedrático de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Julián Santamaría: 'El clima general es percibido muy negativamente y puede tener una influencia notable en el voto de los ayuntamientos, donde la gente intentará dar una patada al Gobierno en el culo de los alcaldes'. No obstante, Santamaría se mantiene prudente respecto a los sondeos. 'A estas alturas del partido, no me interesa lo que digan las encuestas'.

Aunque los conservadores tienen la vista puesta en 1995, unos comicios municipales en los que el PP obtuvo el 35,3% de las papeletas y el PSOE se quedó en el 30,8%, Irene Delgado considera muy difícil repetir un resultado similar, que también provocó un vuelco en el mapa de poder autonómico y municipal. Lo cierto es que las tres últimas batallas en la arena local se han saldado con una diferencia de menos de un punto entre PSOE y PP. La horquilla de votos de las dos formaciones ha oscilado entre los siete y ocho millones.

El catedrático de Ciencia Política de la Universitat Pompeu Fabra Francesc Pallarés también se muestra cauto al analizar el precedente de 1995. 'La situación es ahora más compleja y volátil que entonces, cuando los factores estaban más definidos y eran más estables. Yo, ahora, tendría más dudas', sostiene. En su opinión, en las municipales hay que tener en cuenta el factor candidatura. Este 'pesa más en los municipios pequeños, a diferencia de los grandes, donde prima el clima general'.

Más seguro se muestra Pallarés al resaltar la desmovilización del electorado del PSOE, que se vio en las pasadas elecciones en Catalunya y que también indican los sondeos. 'Más que una transferencia de apoyos al PP, en intención de voto se observa una erosión del voto socialista', subraya, vinculándola fundamentalmente a la crisis económica.

Por otro lado, pone de relieve los 'incentivos selectivos' que tienen los potenciales votantes de cada uno de los partidos: 'El electorado socialistas, en frío, tiene menos incentivos para movilizarse que los del PP. Los conservadores tienen la mirada puesta en 2012 y, por tanto, un estímulo para mostrar su oposición a los socialistas'.

Pallarés, sin embargo, no descarta que haya nuevos elementos que modifiquen parcialmente la percepción del clima general. Entre ellos, apunta la intervención en Libia, así como el anuncio de retirada de Zapatero. 'En función de cómo se gestionen estos factores, puede variar el resultado', indica.

Además, añade, no se puede olvidar que en algunos municipios las candidaturas contribuyan a esta movilización. En concreto, pone el ejemplo de Barcelona, donde el candidato del PSC, Jordi Hereu, tras su éxito en las primarias es percibido de modo diferente por el electorado potencial.

En este sentido, el catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Granada Juan Montabes destaca que el próximo 22-M 'la atención estará centrada en diez puntos de referencia'. Es decir, en las alcaldías donde la competencia va a ser extrema, como Barcelona o Sevilla, y en las comunidades autónomas que pueden alterar el mapa de poder territorial, como Castilla-La Mancha.

'La lucha va a ser competitiva y la distancia entre el primer partido y el segundo, sea cual sea, va a ser corta' en las municipales y autonómicas, defiende Montabes. Aunque las encuestas apuntan a una gran ventaja del PP, porque esta formación tiene un grado de fidelidad de sus votantes que se sitúa por encima del 80%, el catedrático pone el acento en el alto porcentaje de encuestados que aún responde 'no sabe' cuando le preguntan a qué partido piensa votar. 'La movilización o la abstención en el electorado socialista tendrá mucho que ver con cómo se plantee la campaña', subraya Montabes.

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