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Un empleado del duque dice que sus jefes le hicieron amañar un concurso

Señala a Urdangarin y a su socio como quienes le 'ordenaron' hacer dos ofertas falsas junto con la destinada a ganar.

ALICIA GUTIÉRREZ

Juan Pablo Molinero, un antiguo empleado de Nóos Consultoría Estratégica, en la que Iñaki Urdangarin compartía propiedad con Diego Torres, declaró en noviembre que fueron 'sus jefes' quienes le ordenaron amañar en febrero de 2004 los preparativos para un concurso otorgado por el Govern balear a través de la Fundación Illesport. Los jefes de Molinero, y así lo precisó él mismo ante la Policía y el fiscal anticorrupción, eran el yerno del rey y su socio.

¿En qué consistió el apaño? En presentar junto con la de la empresa que ganó -Sofres- otras dos ofertas para aparentar que había habido un concurso de verdad. Las dos sociedades que actuaron de comparsa fueron nada menos que Aizoon, propiedad de los duques de Palma, y Virtual Strategies, otra pieza del conglomerado empresarial.

Aizoon, la empresa en la que participa la infanta, actuó de comparsa

Gracias a la manipulación de aquel concurso, la empresa Sofres-TNS Media Intelligence, apadrinada por Urdangarin y que se cuenta entre las investigadas por el juez del caso, ganó en febrero de 2004 un contrato de 60.000 euros para el 'seguimiento de la repercusión en los medios de comunicación del equipo ciclista Illes Balears-Banesto'.

La compañía que movió los hilos de Sofres, Nóos Consultoría, recibió de la Fundación Illesport más de 150.000 euros por supuestos servicios de los que queda un solo rastro en el expediente administrativo: únicamente, tres facturas. Y logró, además, un contrato para elaborar el material promocional del equipo ciclista Illes Balears so pretexto de que poseía la exclusiva de su merchandising. Pero no había tal exclusiva, terminó por confesar Molinero.

El contrato llegó antes que el convenio que dio a la trama 2,3 millones

Todo aquello ocurrió un año antes de que el Ejecutivo de Jaume Matas dejase caer sobre la ONG de Urdangarin, Instituto Nóos, una lluvia de dinero (2,3 millones en total) mediante un convenio para la organización de dos cumbres turístico-deportivas, una de las especializadas predilectas del conglomerado empresarial cuyos manejos amenazan con sentar en el banquillo al aristócrata por prevaricación, malversación, fraude y falsedad documental.

El relato de Molinero, también imputado en el caso, habla por sí solo. Cuando el fiscal anticorrupción Pedro Horrach le exhibió el expediente de aquel contrato y le preguntó quién ordenó amañar aquel concurso, Molinero contestó así en un primer momento: 'No tiene ni idea', se lee en el sumario. Su papel, dijo, se limitó a buscar empresas que pudieran desarrollar aquel seguimiento mediático del equipo ciclista. Pero, a renglón seguido, añadió lo siguiente: 'Que en un momento determinado o bien Diego Torres o bien Iñaki

Urdangarin, que eran sus dos jefes, le ordenaron al declarante que mandase a Gonzalo Bernal [entonces director de la Fundación Illesport, adjudicadora del concurso] otros dos presupuestos además del de Sofres, que eran uno de la empresa Virtual Strategies SL y otro de la empresa Aizoon'.

Ante la insistencia del fiscal sobre por qué había que mandar aquellos dos presupuestos ficticios, Molinero contestó que fue 'orden de sus jefes'. Cubriéndose las espaldas, el imputado encajó otra pregunta comprometida: si aquellas dos ofertas perseguían en realidad cubrir las apariencias. Y se explayó: 'Si se lo preguntan ahora -dijo- y a la vista de la documentación exhibida, dice que sí'. O sea, que los presupuestos de Aizoon y Virtual fueron un paripé. 'Pero, en aquel momento -se justificó-, viniendo de quien venía, creía que se movía dentro de la legalidad'.

Gracias al apaño, la empresa apadrinada por el duque logró 60.000 euros

Procedente de una gran empresa de consultoría, Molinero desembarcó en Nóos Consultoría a finales de 2003. Pero, por ejemplo, la jefa de prensa del equipo ciclista Illes Balears, que era subordinada suya, cobraba de Aizoon. Y, encima, él mismo aseguró en su declaración que 'a su lugar de trabajo le llamaba Instituto Nóos y que para todos los empleados era el Instituto Nóos'.

O sea, que Molinero confirmó la tesis de que la presunta ONG sin ánimo de lucro y las empresas de Urdangarin y/o Torres eran parte de la misma constelación. O del mismo entramado a través del cual el duque y su socio se 'apoderaron' de 5,8 millones pagados por los ejecutivos valenciano y balear, ambos del PP. El entrecomillado pertenece al auto por el que el juez José Castro ordenó el 7 de noviembre una batida de registros en Barcelona que han cercado aún más a Urdangarin. El duque declarará el próximo 25 de febrero. Su esposa, de momento, no está citada.

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