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Los españoles prefieren robar ropa y jamón

Un estudio revela que el año pasado las tiendas perdieron más de 2.800 millones por culpa de los pequeños hurtos

Ó.L.F.

Prendas de vestir y productos delicatessen de alimentación. Estos son los dos tipos de géneros que más se roban en las tiendas españolas, según el último Barómetro Mundial del Hurto en la Distribución, hecho público este miércoles en Madrid.

Una pequeña delincuencia que el último año provocó a establecimientos comerciales españoles grandes pérdidas: más de 2.680 millones de euros (el 1,30% del total de sus ventas). De hecho, España se sitúa ligeramente por encima de la media europea en este tipo de delincuencia, aunque muy lejos de países como Rusia y Turquía, los estados que lideran este negro ranking.

El estudio revela que estos hurtos han crecido desde que estalló la crisis, en el año 2007, aunque en los últimos doce meses se ha producido un ligero descenso. Lo que no cambia es el perfil de quienes los cometen: hombre o mujer menor de 45 años que suele revender los productos que consigue como botín. La mitad de ellos accede a las tiendas como clientes, aunque también hay un alto porcentaje de robos -uno de cada tres- cometido por los propios empleados. El resto se reparte entre el fraude de proveedores (4,9%) y los errores administrativos (15,9%).

Curiosamente, las sustracciones que realizan los empleados son de mucho más valor que las que cometen los clientes .

Así, mientras el valor medio de lo robado por éstos es de 120 euros, los que trabajan en las tiendas pueden llegar a sustraer objetos por un valor superior a los 1.500 euros de media.

'Tienen más tiempo y más oportunidades para cometer los hurtos', asegura Mariano Tudela, director general para Europa del Sur de Checkpoint Systems, empresa dedicada a la elaboración de sistemas de seguridad para tiendas que ha financiado el estudio.

Según este experto, la mercancía que atrae en mayor medida a los pequeños rateros son 'productos de marca, pequeños y fáciles de esconder y transportar'. A nivel mundial, los productos más sustraídos fueron la ropa de niños, accesorios de moda, los embutidos de primera calidad, los artículos para el afeitado, los quesos y la leche especial para bebés.

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