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La familia Franco desafía a la Xunta con una boda

Colectivos por la memoria histórica responden con un casamiento-protesta

MARIOLA MORENO

A los herederos de Franco no se les ha pasado nunca por la cabeza que tengan que devolver algún día el Pazo de Meirás, tradicional residencia veraniega del dictador. De hecho, la familia del caudillo ha decidido celebrar este viernes en la mansión señorial la boda de la bisnieta de Franco, Leticia Giménez-Arnau Martínez Bordiú, hija de Jimmy Jiménez-Arnau y de Merry Martínez-Bordiú.

'Realizar aquí una boda no es sino un acto de provocación de la familia, que quiere dejar claro que el pazo es suyo', aseguran desde la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica de A Coruña (CRMH), quien ha decidido contraatacar organizando un evento paralelo, un particular 'acto reivindicativo y festivo'.

El mismo día de la boda y con el fin de reclamar la devolución del palacete 'al pueblo de Sada' (A Coruña), en cuyo término municipal se encuentra, la CRMH tiene prevista la celebración de otras nupcias que, parodiando el enlace real, escenificarán una boda a la entrada del palacio. Según los organizadores, 'el caudillo volverá a la vida y acompañará a la novia como padrino. Estará acompañado de la Guardia Mora y será recibido a la entrada por el jefe provincial del Movimiento Nacional'.

A los asistentes se les obsequiará también con un folleto informativo sobre la historia del complejo titulado El pazo de Meirás es el impuesto revolucionario de 1938. El fin no es otro, cuentan en la CRMH, que 'transmitir a la familia que ya han disfrutado bastante de Meirás y que ahora deben devolverlo'. 'Han intentado evitar que nos enteráramos de cuando se iba a celebrar la boda porque sabían que estaríamos presentes', explican y aseguran que 'están en conversaciones con el padre de la novia [Jimmy Jiménez-Arnau] que como no está invitado a la boda oficial, quizás quiera venir a la nuestra'.

El origen de la 'provocación' se remonta al mes de abril, cuando una sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia dio la razón al Gobierno gallego y obligó a la familia del caudillo a permitir el acceso del personal de la Xunta al edificio ­después de un año y medio de litigios y de tentativas frustradas ante la reiterada negativa de la hija del dictador, Carmen Franco. Esta semana, el Ejecutivo gallego inició los trámites para que el palacete sea declarado Bien de Interés Cultural, lo que obligaría a los Franco a tener el pazo abierto al público.

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