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Las fronteras enfrentan a la UE con Dinamarca

Barroso amenaza con disolver los controles internos que ha establecido el país nórdico

DANIEL BASTEIRO

La Comisión Europea lo llama una 'mejor gobernanza' del espacio de libre circulación al que pertenecen los 25 países que firmaron el acuerdo Schengen. En realidad, lo que lleva semanas defendiendo es un endurecimiento de los controles fronterizos exigido por Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi. Sin embargo, ayer el guión era otro y al presidente del Ejecutivo comunitario le tocó amonestar a Dinamarca, que desde este martes ha desplegado a 50 agentes en sus fronteras con Alemania y Suecia en el inicio de un refuerzo de los controles de extranjeros. José Manuel Durão Barroso aseguró que la UE vive 'con gran preocupación' el endurecimiento de la política fronteriza, decidido la semana pasada tras dos meses de debate y un acuerdo del Gobierno danés con la extrema derecha.

Barroso defendió Schengen como 'una pieza central del proyecto de construcción europeo' y advirtió aCopenhague de que Bruselas estudia ya al detalle la reforma legal para determinar si tras el refuerzo en la lucha contra el crimen organizado se esconde en realidad una resurrección de las fronteras para protegerse de la inmigración. El Ejecutivo comunitario 'hará el máximo para garantizar' que el principio de libre circulación 'se respeta en toda Europa', prometió Barroso ante Donald Tusk, el primer ministro polaco, que se presentó en la Eurocámara para defender las prioridades de la Presidencia rotatoria de la UE que dirige desde este mes.

Copenhague dice que pretende controlar el crimen organizado

Barroso reconoció que el intenso debate en el Parlamento danés podría haber encontrado una fórmula que se acomode a la letra del tratado europeo. 'Dinamarca ha garantizado que no tiene intención de infringir la legislación europea', aseguró. Fuentes de la Comisión afirmaron que, en caso de que su análisis encuentre violaciones de las leyes en vigor, exigirán a Copenhague quedeshaga la ley para volver a la situación previa.

Tusk fue un poco más lejos y calificó la iniciativa danesa como la 'respuesta equivocada'. El primer ministro polaco, que aseguró que se empleará a fondo 'para evitar que se construyan nuevas barreras internas', se refería también a la iniciativa de Francia e Italia, asumida por el resto de Gobiernos, que pretende endurecer las reglas del espacio de libre circulación. La medida, fuertemente influida por la presión interna de la extrema derecha en ambos países,pretende la vuelta a los controles exhaustivos en caso de una oleada de inmigrantes ilegales.

París y Roma lo solicitaron a la UE tras la llegada de miles de ciudadanos tunecinos en los primeros meses del año, que escapaban de la inestabilidad en la región. Ambos países pueden gestionar sin problemas los flujos migratorios, como recuerdan numerosos diplomáticos, por lo que la reforma, defendida por la Comisión, podría parecer cosmética. Grupos de izquierda y organizaciones no gubernamentales ven en ella un claro paso atrás.

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