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Galicia, primer test electoral a la 'motosierra' de los recortes de Rajoy

País Vasco, donde las encuestas dan a PNV y Bildu como primero y segundo, puede ser otro 'grano' independentista para el presidente del Gobierno

ANDRÉS MUÑIZ

Las elecciones gallegas de este domingo son el primer examen al que se enfrenta Mariano Rajoy en las urnas después de poner sobre la mesa todo su arsenal de recortes sociales. En estos diez meses que lleva gobernando,sólo falta por aclarar su ambigüedad en el capítulo de las pensiones y de poner fecha a la petición del rescate a Europa. Una derrota en su patria chica, que las encuestas previas descartan, representaría un serio batacazo para el presidente, que fracasaría en un feudo tradicional de la derecha desde los tiempos en los que, gobernando Felipe González con mayoría absoluta en España, Manuel Fraga sostenía la llama de la entonces Alianza Popular en la tierra del obispo Gelmírez.

El mensaje sólo podría interpretarse como un anticipo de lo que le esperaría en otras comunidades no tan afines y, quizá, en unos comicios generales como contestación al mayor tijeretazo dado nunca a los derechos laborales, sanidad, educación, sueldo de los funcionarios, subsidio de desempleo, o discapacidad.

La anterior evaluación de Rajoy, ya como presidente del Gobierno, fue el 25 de marzo en Andalucía y Asturias, pero hasta entonces sólo había enseñado la patita de la 'motosierra', - acepción popularizada por el socialista gallego José Blanco- reservándose para después el gran tijeretazo del mes de julio y la aprobación de los Presupuestos del Estado. Pese a ganar las elecciones, el PP no consiguió el Gobierno andaluz al no lograr mayoría absoluta, ni tampoco el asturiano, con el que se alzó el PSOE.

En ese sentido, Galicia es un escenario similar al andaluz, donde Núñez Feijóo debería asegurarse mayoría absoluta para renovar como presidente, lo que el CIS refrenda. Sin embargo, en 2009 le daba como perdedor y ganó, y el rostro de la crisis era entonces Zapatero. Por ello, el líder de los conservadores gallegos ha intentado hacer una campaña autónoma con pocas apariciones conjuntas con Rajoy, la nueva cara de las medidas antisociales. 

La cita en el País Vasco no es tan relevante para un PP que no aspira a gobernar

Por el contrario, de confirmarse una victoria por mayoría absoluta del PP,  debería verse también como un éxito de Rajoy, tras la colección de recortes y con la decisión pendiente de las pensiones y de la petición de rescate a la Unión Europea. Aunque, obviamente, con la limitación de que, por su histórica inclinación a la derecha, sería difícil extrapolar el resultado gallego al resto de España. Y ello pese al activismo de los damnificados por las preferentes o los antiguos promotores de movimientos como el Nunca Máis.

La otra cita electoral de hoy, en Euskadi, no es tan relevante para el presidente, ya que salvo sorpresa mayúscula, el PP no tiene ninguna opción de ganar. Y en esta ocasión, ni siquiera de tener protagonismo en la formación del nuevo Gobierno, como sí ocurrió en 2009 cuando pactó con el PSE de Patxi López para permitir a éste ser lehendakari.

Únicamente un descalabro grande del PP cabría interpretarlo como una desafección a los recortes y a la gestión de Mariano Rajoy. En todo caso, la colocación de PNV y Bildu como primer y segundo clasificados en las elecciones, supondría posiblemente un nuevo frente independentista a sumar al de Catalunya.

En el otro lado del campo, Alfredo Pérez Rubalcaba se juega mucho en las elecciones gallegas y en las vascas, en concreto profundizar en el bache abierto el año pasado, o comenzar la remontada. Un resultado en las primeras que permitiera gobernar a su candidato, Patxi Vázquez, sería un auténtico espaldarazo (y una gran sorpresa) a una forma de hacer política que, hasta la fecha, despierta muchas dudas en su propio partido, ansioso por reconquistar electorado y poder tras la debacle histórica de las generales 2011.

Pérez Rubalcaba se juega en estas elecciones profundizar el bache o comenzar la remontada Su identificación con el Gobierno y las políticas de Rodríguez Zapatero que no sirvieron tampoco contra la crisis, lastran los mensajes de Rubalcaba y sus críticas a unos recortes sociales que comenaron a realizarse en 2010, cuando él se sentaba en el Consejo de Ministros como vicepresidente. Tras un periodo de oposición 'blanda', desde hace unos meses, el líder socialista ha entrado en confrontación permanente con el Gobierno, un giro que sus correligionarios esperan que cale en los ciudadanos.

Y, para Rubalcaba, en el País Vasco puede ser peor, ya que todo apunta a perder en las elecciones de hoy el Gobierno autonómico, tras el mandato del primer lehendakari socialista, Patxi López, que es además una de las esperanzas blancas del partido para pugnar por La Moncloa.

La vuelta al ruedo político de la izquierda abertzale y el desgaste de López por su pacto con el PP, finalmente roto, y, hasta noviembre de 2011, por las políticas del Gobierno de Zapatero, parece que le desbancarán de la Lehendakaritza.

El CIS da ganador al PNV y, segundo, a EH-Bildu, pero sin mayorías absolutas. Una confirmación de esos resultados sí que dejaría abierto al PSE un posible papel en la conformación de Gobierno, pero en la noche electoral no podría esquivarse la derrota sin paliativos y la pérdida de poder. Nadie podría rebatir un titular que hablase de dos nuevos fracasos del PSOE y de su líder.

Con ese resultado, el PSOE mantendría sólo la Presidencia de dos comunidades autónomas, Andalucía y Asturias, la cuota de poder territorial más exigua de la etapa democrática para los socialistas. La remontada electoral habría que fiarla entonces para 2014 (elecciones europeas) o directamente 2015 (primero comicios municipales y autonómicos, y después generales), una vez superado este año el escollo de unas elecciones catalanas donde CiU no tiene, según las encuestas, en riesgo la victoria.

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