Una nueva amenaza planea desde ayer sobre los funcionarios de la Generalitat de Catalunya. El conseller de Economia i Finanzas, Andreu Mas-Colell, les reclamó un nuevo 'sacrificio' al plantearles que asuman trabajar 'lo mismo por un poco menos'. La petición, vinculada a la situación económica y los recortes presupuestarios de la Administración autonómica, supondría una rebaja salarial indirecta si no directa, lo que enojó a los partidos de la oposición y a los sindicatos.

Pero también logró molestar a la vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, quien hace dos semanas había asegurado en el Parlament todo lo contrario, negando nuevas rebajas salariales. Ayer lo subrayó a través de un portavoz, sin acabar de convencer ni tranquilizar a los sindicatos. Los representantes de los trabajadores denuncian que en el último año han perdido más de un 10% de poder adquisitivo. Desde julio de 2010 ya se les redujo el salario un 5%, en 2011 se les congeló y la inflación ha evolucionado por encima del 5% desde 2010.

Pese a ser consciente de ese contexto, Mas-Colell reclamó 'ajustes marginales' a los empleados públicos. Desde pedirles que 'trabajen diez o quince minutos más al día' sin una mejora de la retribución a que 'trabajen menos cada día y tengan menos vacaciones'. El conseller intentó dejar claro que el ajuste 'no se hará por la vía de los precios, sino por la vía de las cantidades', lo que comportaría el ahorro de empleos.

El conseller dijo que ese tipo de medidas podría ahorrar medidas 'más dolorosas', en referencia a despidos. El anuncio llega en un momento de especial indignación entre los sindicatos mayoritarios, que vieron como justamente Ortega rompía negociaciones con ellos hace unas semanas.