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"Nunca he tenido vacaciones"

Manoli cuida de su hijo, con parálisis cerebral, y está pendiente de la ayuda

SUSANA HIDALGO

“To... to...”, balbucea Manuel, de 17 años, y su madre Manoli traduce: “Nos vamos a la calle...”. “To... to...”. “Y después, al parque de El Retiro”. Manuel tiene una parálisis cerebral de un 89%, es agosto y está tumbado en el sofá de su casa de Lavapiés (Madrid). Con una mano juguetea con las cortinas, con la otra tira del pantalón de su madre.

Ella le cuida día y noche, le cambia el pañal, le ducha, le mueve con la silla de ruedas. “Mira, ¡tenemos visita!”, le anima Manoli. “To... to...”, contesta su hijo, sin perder de vista la cortina. Manuel está así, cree su madre, por una mala atención en el parto.

Un estudio de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid revela que en el 61,8% de las familias con personas a su cargo es la mujer la que cuida del dependiente. Es el caso de Manoli. No trabaja y tampoco tiene vacaciones: “Nunca las he tenido”, dice. Sus aficiones para el verano son la cocina, y cuidar de sus plantas y flores. “He sido cocinera y también limpiaba oficinas, pero con el crío no puedo trabajar”, cuenta. Además, su otro hijo, Alberto, de 14 años, tiene retrasos en el lenguaje y la motricidad. También tiene que cuidar de él.

En casa entra el sueldo del marido, que trabaja como montador de vinilo y gana unos 1.000 euros al mes, más una ayuda de la Seguridad Social de 2.000 euros al año por el retraso de los dos hijos. “Estoy pendiente aún de las ayudas de la Comunidad de Madrid”, señala. Estos días anda de papeleo, pero no ve ningún avance.

Ella es positiva. Todos los días se levanta a las nueve de la mañana, prepara la casa, hace el desayuno. “Y estoy pendiente de Manuel”. Para lavarle, le sienta en una silla dentro de la ducha. Para bajarle a la calle, se las apaña sola con la estrechez del ascensor y con los escalones del edificio.

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