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"Solo la independencia traerá justicia social a los barrios"

La ANC pasa la prueba de Nou Barris y reúne a más de 200 personas en el distrito barcelonés donde el voto soberanista es más minoritario.

Imagen de la concentración de la ANC en Nou Barris (Barcelona)./ R. X.

ROGER XURIACH

BARCELONA.- Es difícil encontrar a alguien en Nou Barris que no conozca a Manel Pousa (Granada, 1945). En este distrito barcelonés se hizo sacerdote hace 40 años y en este distrito levantó, en 2004, la Fundació Pare Manel, una institución sin ánimo de lucro que lleva a cabo proyectos educativos y de acción social y por el cual fue premiado con una Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya y la Medalla d’Honor de la Ciutat de Barcelona.

"Una vecina me paró hace poco para preguntarme si también era independentista. Le dije que sí. Tan sorprendida se quedó que me preguntó qué haríamos con los que no lo eran. Le acaricié las mejillas, la besé en la frente y le grité: '¡os echaremos a todos! Desde entonces al verme me saluda con un 'Viva Catalunya'!". Con esta anécdota, exagerada para la ocasión, el Pare Manel abría en la tarde de este martes su discurso ante los más de 200 vecinos que se concentraron en la rambla barcelonesa de Via Júlia, en pleno Verdum, uno de los 13 barrios que componen el distrito de Nou Barris.

Nou Barris es un distrito que absorbió de forma brusca gran parte del flujo migratorio que llegó a Barcelona durante la posguerra

El Pare Manel acudía a un acto organizado por la Assemblea Nacional Catalana (ANC); lo hacía como invitado en su doble calidad de vecino e integrante de la candidatura independentista Junts pel Sí. Junto a él, dos fichajes más de la lista que lidera Raúl Romeva: el presidente de Súmate, Eduardo Reyes, y el jurista Santiago Vidal. El acto, como muchos de los que promueve últimamente la ANC por todo el territorio catalán mientras acelera en la puesta a punto de la manifestación de la próxima Diada, tenía un doble objetivo: desgranar el argumentario independentista y, sobre todo, tratar de sumar apoyos en una zona donde el soberanismo no late con tanta intensidad. La anécdota con la que Pousa arrancaba las carcajadas de los asistentes pretendía justamente eso: rebajar la tensión, relativizar los miedos.

Incrustado en el extremo norte de la capital catalana, Nou Barris es un distrito que absorbió de forma brusca gran parte del flujo migratorio que llegó a Barcelona durante la posguerra. Una zona castigada por la pobreza durante muchos años que ha tenido que ganarse a pulso cada equipamiento que hoy nutre sus calles, que ha vivido el drama de los desahucios con más virulencia que en cualquier otra zona de la Ciudad Condal. Que ha sudado, en suma, cada uno de los derechos sociales que ha conseguido. Por sus votos también les conocerán: en las últimas municipales las fuerzas más votadas fueron, por este orden, Barcelona en Comú, PSC, C'S y PP. Dicho de otra forma, CiU, ERC y la CUP, el tridente independentista, sumaron la mitad de votos que los cosechados por Ada Colau.

Dar ejemplo a España

Bajo el lema La República Catalana de todos: no más miedos ni incertidumbres, la ANC pretendía probarse en una plaza nada sencilla. "Es el primer acto al aire libre y con tanta expectación que organizamos", declaraban desde la asamblea territorial del distrito. ¿Algún insulto? Lejano. ¿Algún "Viva España"? También. Pero en general reinó la concordia, así como la curiosidad de los vecinos no familiarizados con la Assemblea para sentarse a escuchar qué opinan un juez, un sacerdote y un padre "de una charnego" —como le gusta recordar a Reyes en tono guasón cuando habla de su hija— sobre lo que puede ocurrir el próximo 27-S. La transversalidad era esto. Y la estrategia también. En las constantes vitales de la ANC hasta las elecciones hay una máxima: hacer converger el máximo posible el eje nacional con el social.

El acto arrancaba puntual a las 19.00 horas con el juez Santi Vidal pasando del catalán al español y del español al catalán con la misma naturalidad que Iniesta hace una croqueta en el terreno de juego. "Aquí somos catalanes todos, los que vinieron de fuera y los que no, los que hablamos un idioma u otro. Por eso, porque queremos respetar en el mismo sentido que queremos que se nos respete, el español será cooficial en una Catalunya independiente". Primer disparo electoralista, primer aplauso. Dos abuelas parecían decirse con la mirada que sí, que había valido la pena dejar el televisor apagado y haber salido a la calle.

Vidal, que fue inhabilitado por participar en la redacción de una futura Constitución catalana en su tiempo libre, no quiso desaprovechar la ocasión de desgranar algunos de los puntos de lo que puede llegar a ser esta futura carta magna. En un sintético pero entendible decálogo, dejó entrever la prohibición de mayorías absolutas e indultos a corruptos, la obligatoriedad de evaluar cada tres años a los fiscales y abogados del estado, la limitación de mandatos a dos legislaturas, la plena separación de poderes con un presidente del Tribunal Supremo votado por la ciudadanía y la reducción del Parlamento a menos de 100 diputados. "Pocos pero bien pagados", sugirió. Incluso se aventuró a pronosticar que en unos años, Catalunya estará "entre los 10 países con el índice de corrupción más bajo" y que "no habrá gente ni en riesgo de exclusión social ni en situación de paro".

Eduardo Reyes, por su parte, centró su intervención en dar valor a las raíces españoles que siempre le "acompañarán", dijo, e incluso habló de "dar un ejemplo a España" a través del proceso soberanista. "¿Cómo no vamos a ser solidarios con España si están igual de jodidos que nosotros", exclamó. Sobre Andalucía, reiteró, porque no es la primera vez que se expresa en estos términos, que "es muy rica pero está en manos de cuatro desgraciados". Finalmente, y antes de que Joan Gil, miembro de la sectorial de vecinos de la ANC, concluyera el acto con una apelación sentida y directa al alma obrera del distrito —"nadie nos ha regalado nada en Nou Barris, hemos demostrado que sabemos luchar para defender nuestros derechos locales, pero ahora es hora de tomar de nuevo las calles para poner fin a la estafa del autonomismo"—, el Pare Manel, el vecino ejemplar, el amigo de Pepe Rubianes, la estrella de la tarde, tomaba la palabra y lanzaba su única concesión propagandística: "Sólo la independencia nos traerá justicia social en los barrios".

Desde la ANC valoran positivamente la experiencia en Nou Barris, a pesar de que más de la mitad de los asistentes, según cálculos de los organizadores, ya venían convencidos de casa. "Aunque otros han escuchado y puede que sean menos indecisos que ayer", reconocía un portavoz, que a la vez se congratulaba de haber podido traer a Reyes o Pousa, "dos personas que hablan el mismo idioma que este barrio". Justo antes de dar paso a un pica-pica final, un argentino cogía el micrófono y se dirigía al público para soltar la traca final. "Soy Diego Arcos, portavoz de Argentinos por la Independencia. Y no queremos seguir siendo súbditos del Reino de España".

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