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La indignación vuelve a recorrer Madrid

Diversidad, emoción y despiste coronan la tercera manifestación de los indignados en la capital

THAÏS MUÑOZ

Los indignados han concluído en la tarde de este domingo su primer recorrido a escala nacional. A las 18.45 la gente esperaba en Atocha sin tener la entera certeza de por dónde se iniciaría la manifestación. El recorrido, que caminaría hacía Sol, pasando por Neptuno, Cibeles y Alcalá, comenzó su andadura con diferentes cabeceras y por distintas calles. Iban a hacer falta los dos carriles del Paseo del Prado para que pasaran los miles de indignados que se dirigían hacia la Puerta del Sol.

Banderas de las distintas comunidades y alguna que otra internacional se unían a las pancartas habituales y a otras más novedosas y no menos originales. Algunas consignas genéricas -'Se nos repite el chorizo'- y algunas canciones más concretas -'En la fiesta de Camps todo el mundo salía con unos cuantos trajes de más'- daban paso a las proclamas autóctonas -'Madreñazo al sistema'- gritaban los asturianos para referirse a esos zuecos típicos de su tierra con los que quisieran azotar el poder establecido.

Y es que en esta manifestación ha habido buen espacio para la diversidad, le emoción y el descuido. La originalidad y las ganas les llevaban a caminar de espaldas por momentos para representar su visión de la dirección del sistema. La diversidad hacía que los niños y los ancianos, los jóvenes y los discapacitados, los más hippies y los más formales caminasen sujetando sus proclamas en una misma dirección.

Eso sí, hasta llegar a Cibeles. Una vez dispuestos para recorrer el último tramo los que no eran madrileños y algún que otro despistado se dirigían por la Gran Vía, mientras algunos trataban de indicarles el recorrido previsto.

Minutos antes, habían comenzado los pequeños sobresaltos de la tarde. Algunos de los más indignados decidieron señalar a los culpables con pancartas y pequeños instantes de nudismo. El Banco de España, el Banco Español de Crédito o las sedes de los bancos Santander y Bankia se adornaron indignadamente de manos rojas y pancartas que gritaban consignas como 'culpables'o 'recortes a banca y clero', mientras los manifestantes coreaban 'ahí está la cueva de Alí Babá'.

'Otro mundo es posible', reza la nueva pancarta en un emblemático edificio  del centro

El momento de mayor tensión fue el vivido a las puertas de una de las sedes de la entidad financiera de Emilio Botín. Media decena de indignados, decididos a quitarse la vestimenta para demostrar su 'trasparencia', ofrecían la excusa perfecta a dos fotógrafos, muy enfadados ante las críticas que les instaban a no inmortalizar el momento, para increpar a algunos que intentaban mediar entre el alboroto. 'Sois peores que los neonazis', espetaba uno de ellos. Pero de inmediato, los gritos del ya representativo 'No a la violencia' sofocaban el momento de tensión.

Una media hora después una de las cabeceras aparcaba en Sol. Llegaban por la calle de Alcalá y aprovechaba las placas que ocultan uno de los edificios más emblemáticos de la plaza para hacer sonar su llegada durante más de cinco minutos. Eran las 20.25 y aún tendrían que esperar al resto de cabeceras que llegaban por otros ramales alternativos.

Mientras, en la puerta del Sol un tono distendido aguardaba el momento definitivo. Conversaciones y tentempiés disfrutaban de un concierto que improvisado gracias a la energía eléctrica que producían dos mujeres subidas a una bicicleta. Más adelante, un megáfono mantenía expectantes a algunos mientras otros descansaban de la caminata.

Minutos antes de las 21.00 horas llegaban las últimas cabeceras entre aplausos y consignas. Un nuevo cartel presidía el edificio de El Corte Inglés: 'Otro mundo es posible'. Ya estaban todos juntos y preparados para pasar el tiempo que les queda trabajando. Esta noche será en la Plaza del Carmen. Este lunes, en el Parque del Retiro.

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