IU ha adoptado, en la intervención de CCM, como en todo lo que remite a la economía, la postura del medio camino. No está con el PP, desde luego, pero tampoco con los socialistas.

Ayer, el coordinador general, Cayo Lara, lo volvió a poner en práctica. Primero, difundió un mensaje de “tranquilidad” para los impositores de CCM, lejos de las alarmas del PP. Pero hecha la apreciación, cargó contra unos y otros. El Ejecutivo de José María Barreda, señaló, tiene que depurar responsabilidades “al más alto nivel” por su “ocultismo” y por haber puesto CCM al servicio de “un grupo de promotores” y de los “intereses de un modelo de desarrollo especulativo, basado en el ladrillo”. Y eso es una “irresponsabilidad plena” de Barreda y también de su predecesor, José Bono.

El Gobierno central, para Lara, también ha pecado. “Aminoró algo muy gordo” cuando habría hecho falta un “control exhaustivo”.

La “corresponsabilidad” del PP es fácil de intuir: integró la dirección de CCM y “jamás” se quejó de que se concedían créditos sin las garantías necesarias, dijo Lara.

Al margen de las culpas, la intervención del Gobierno en CCM supone para IU –subrayó el secretario de Economía, José Antonio García Rubio–, una “nacionalización” que el Ejecutivo debe aprovechar para “reconocer el carácter público de las cajas, la democratización de sus órganos de gestión y de control y la creación de una banca pública”.

La propuesta saldrá mañana en el Congreso. Gaspar Llamazares cambió ayer su pregunta e interpelará finalmente al presidente del Gobierno por la “estrategia” que seguirá para “asegurar el futuro del sector financiero”.