Las aulas todavía no han cogido el tren de la tecnología. Al menos, los profesores, porque los alumnos viven pegados a todo tipo de contenido digitales que desconectan al entrar al colegio. La brecha tecnológica entre alumnos y docentes podría ser una de las causas de que las tasas de fracaso y abandono escolar se mantengan en España elevadas e invariables en los últimos diez años, según los expertos internacionales reunidos los dos últimos días en Madrid en el Global Education Forum, organizado por la Fundación SEK, la Institución Educativa SEK y la Universidad Camilo José Cela.

'Hoy, todo lo que necesita un niño para aprender, cualquier cosa, está ahí, en la web, pero necesita la orientación de los adultos y de los profesores', analizó el especialista en la aplicación de la tecnología al mundo laboral, Marc Prensky. Los alumnos 'hacen cosas más potentes fuera del colegio que dentro', advirtió el creador de los conceptos nativo e inmigrante digital. En su opinión, la falta de motivación es evidente en el alumnado.

Desde un punto de vista más cercano a las aulas, la directora de la Institución Educativa SEK, Nieves Segovia, aseguró que el 'riesgo' de la brecha digital entre adultos y 'nativos' (la generación que ha crecido junto a internet) es que 'los alumnos no tratan en la escuela conceptos que se van a encontrar en un futuro en sus puestos de trabajo'. 'Sin duda, eso influye en la desmotivación de los que abandonan la escuela y en los que fracasan. En total, cerca de un 50% de alumnos no alcanza los estudios superiores', explicó.

Por el escenario del Global Education Forum pasaron representantes de grandes empresas de la Red como Google y Tuenti, que destacaron la falta de adaptación de los métodos pedagógicos a las redes sociales. 'La educación no existirá en 20 años', concluyó el presidente de Barrabés Internet, Carlos Barrabés.

En este contexto fue inevitable enjuiciar el plan Escuela 2.0 emprendido por el Gobierno. Segovia aseguró que falta contexto y 'ambiente' en las aulas para adaptar el uso del ordenador. 'Es como si ponemos un volante de un Fórmula 1 en un coche normal', explicó.