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El "mal trago" de las mujeres policía

TRINIDAD DEIROS

Las nueve mujeres policía que trabajan por turnos en el paso fronterizo de Beni Enzar 'lo han pasado muy mal, aunque ahora están más tranquilas', explica Malika Mimoun, representante del Foro de la Mujer del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Melilla, que habla en su nombre. Esta portavoz recalca que, pese a la situación que han vivido, 'ninguna ha pedido la baja médica y todas siguen en sus puestos'. Durante las últimas dos semanas, estas chicas son todas jóvenes, algunas alumnas en prácticas han sido vilipendiadas por los activistas marroquíes que promovieron el bloqueo contra Melilla. Los líderes de la protesta llegaron a achacarles 'el 98% de las agresiones a marroquíes en la frontera'.

Los activistas que pusieron los rostros de estas agentes, bien reconocibles, en fotomontajes en los que aparecían en un estercolero, o bien aparentemente mirando a los genitales de un compañero, les han llamado además de todo: desde 'terroristas' a 'racistas'. Algo 'inconcebible' para Mimoun, sobre todo porque 'varias de ellas son musulmanas y tienen familia al otro lado de la frontera'.

Aunque su portavoz asegura que los acontecimientos de estas dos últimas semanas han sido casos 'concretos', ya antes del inicio del boicot algunas policías habían sufrido agresiones. El incidente más grave ocurrió a principios de agosto, cuando un marroquí que pretendía entrar por el paso de Farhana sin documentación, le reventó el tímpano a una policía de una bofetada. La agente sigue aún de baja.

Mimoun atribuye la violencia que se ejerce contra las mujeres policía en la frontera a que el puesto es ya 'muy difícil de por sí'. 'Hay gente que no cumple los requisitos para entrar, y no les gusta que los rechacen. Además, algunos no aceptan que quien les eche para atrás sea una mujer', dice.

Pese a que 'el mal trago' que las policías han pasado, 'no es fácil de olvidar', su portavoz asegura que han recibido muchas muestras de solidaridad: 'No sólo del departamento [de policía], sino también del Ministerio de Igualdad, y de melillenses y marroquíes normales que les daban ánimo y les instaban a no hacer caso a esa gente', explica Mimoun, que asegura que el trato de la mayoría de los marroquíes a las agentes es bueno.

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