Público
Público

Marchar separados, golpear juntos

Expertos analizan la capacidad de influencia del 15-M en las fuerzas políticas de izquierda en 2012

E. HERRERA

Plantaron su indignación en las plazas, se ganaron la simpatía de la gente siete de cada diez españoles aseguraron tener una imagen positiva del Movimiento 15-M en un estudio del CIS del pasado junio y fueron capaces de condicionar la agenda política. La pérdida del atractivo que genera un acontecimiento que ya no es visto como algo nuevo o la dificultad de enfrentar objetivos concretos son las críticas con las que algunos intentan desgastar la acción de los indignados. Expertos en movimientos sociales, politólogos y sociólogos reflexionan sobre los retos que encarará el 15-M durante el año que está a punto de comenzar.

Jaime Pastor, profesor de Ciencia Política de la UNED, cree que la clave de cara al futuro puede estar en cómo los indignados son o no capaces de superar la etapa actual, a la que denomina 'de relativo desconcierto' tras los resultados electorales del 20-N. 'Habrá que ver cómo consiguen reactivarse en un clima de recortes y de ataques a lo público y cómo logran mantener su legitimidad social', amplía. La pérdida de respaldo popular ha sido otra de las armas arojadizas con la que las voces más escépticas han pretendido menoscabar al 15-M.

Lejos de ver un lastre en este nuevo contexto de menos visibilidad, Esther Vivas, miembro del Centre d'Estudis sobre Moviments Socials de la Universitat Pompeu Fabra, cree que el 15-M sigue activo, pendiente de 'nuevas luchas' y centrado en el 'trabajo a nivel de base'. No obstante, reconoce que la actual es 'una nueva fase' en la que la 'fuerza' y el 'impacto' inicial 'han desaparecido'. Pero, ¿cómo recuperar ese respaldo? Vivas afirma que es complicado vaticinar cuáles son las acciones que pueden tener más visibilidad en el futuro, pero insiste en que 'las razones para el malestar y el descontento siguen estando ahí'. 'El ímpetu sigue ahí, durante 2012 asistiremos a un auge de las luchas sociales, hay que ver en qué forma', augura.

El catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid Ricardo Montoro apunta en una dirección totalmente opuesta. 'Si quiere que su voz se oiga, el denominado Movimiento 15-M tiene que jugar el juego de la política y hacer una oferta como hacen los demás. Todo acaba en la urna, esa es la mayor garantía', apunta el que fuera presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) durante la mayoría absoluta de Aznar (2000 2004).

Por su parte, Manuel Jiménez, profesor de Sociología de la Universidad Pablo de Olavide, cree que las futuras acciones del 15-M tras este 'período de tregua' tras los comicios 'dependerán de las primeras políticas de Rajoy y de esa posible agenda de recortes'. Jiménez introduce un nuevo elemento de reflexión, la oposición de izquierdas (integrada por sindicatos y formaciones políticas) con la que el 15-M puede encontrarse en la calle en 2012. 'No creo que haya alianzas orgánicas, los indignados intentarán que no se les identifique con los partidos, pero pueden reforzarse mutuamente', apunta.

En este sentido, Pastor sugiere que los tijeretazos que se lleven a cabo a lo largo de 2012 forzarían la creación de 'un amplio bloque social y político' que fuera capaz de plantarles cara. Y rescata un viejo lema: 'Marchar separados, pero golpear juntos', como un patrón de lo que podría estar por llegar. 'El 15-M debería asegurarse su propia autonomía y no dejarse instrumentalizar por los partidos, pero tampoco rechazar la unidad de acción', sostiene.

Como obstáculos que el propio movimiento pueda ponerse a sí mismo, Pastor señala el 'riesgo de internismo o de dispersión de sus estructuras'. 'Otro reto será que el 15-M sea capaz de no dejarse llevar por debates internos interminables', apunta este mismo profesor.

A excepción de Montoro, todas las fuentes consultadas valoran la 'capacidad de influir' del 15-M, 'al menos siempre que se considere la actividad política de estos años', matiza Jiménez. Vivas, sin embargo, sí ve en este movimiento 'un punto de inflexión' que 'ha devuelto la esperanza a muchas personas que estaban derrotadas antes de empezar a luchar'. Jesús Casquete, profesor de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales de la Universidad del País Vasco, se refiere a la capacidad del 15-M de condicionar la agenda política y de introducir en ella 'temas relativos al bienestar colectivo' como otro de sus impactos.

En definitiva, que la indignación siga estando en primera línea durante el próximo año dependerá, según los expertos, por un lado, de cómo el 15-M se reorganiza y, por otro, de cómo comparte la calle con los partidos y los sindicatos que se vieron 'desbordados' tras su eclosión.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias