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"Me fui porque no podía ni respirar"

Mercedes, ex presidenta de la asociación Mujeres Progresistas de El Ejido

DIEGO SANZ PARATCHA

La asociación Mujeres Progresistas de El Ejido prestaba asistencia jurídica a mujeres y hombres inmigrantes y contaba con 600 socias en el pueblo. 'Pero con nuestras denuncias empezamos a dejar de ser populares', recuerda Mercedes, ex presidenta de la sección local de la asociación y entonces profesora de gimnasia en la ciudad.

En uno de los varios ataques que sufrió el local de Mujeres Progresistas, hasta quedar arrasado, tiraron el ordenador por la ventana del cuarto piso: adiós a las fichas, recursos y solicitudes.

La turbamulta incluso se concentró a las puertas de su casa. Mercedes no estaba en El Ejido ese fin de semana y sabe lo que pasó por boca de sus dos hijos. 'Fuera esperaban con bates amigos suyos que habían estado en mi casa', suspira. Los dos jóvenes, aficionados a la escalada, tuvieron que subir al tejado para escapar por una cuerda.

'Peor mujer del pueblo'

Al final, cuatro policías custodiaron el portal de su casa. 'Y eso por ser española', precisa Mercedes. Pero el auténtico calvario aún estaba por llegar. Al escarnio público fue nombrada 'peor mujer del pueblo' por la televisión local se sumaron las multas, el despido de su trabajo en el polideportivo y el cierre definitivo de la asociación. Aún así, aguantó cuatro años más en El Ejido. 'Me fui porque allí ya no podía ni respirar'. Hoy vive en el campo.

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