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El mercado laboral es el mayor reducto machista

Las españolas siguen sufriendo tasas de paro superiores a la media, sueldos más bajos que sus compañeros y mayor temporalidad en sus contratos. La paridad se limita a las listas electorales

P. RAFAEL / C. VALMORISCO

Nieves Gutiérrez, de 49 años, al frente con su marido de una explotación ganadera desde hace años, recuerda lo que ha sido toda su vida como trabajadora: cómo era ir a una oficina a solicitar una subvención con una autorización de su marido porque no podía figurar como dueña; cómo para cobrar la prestación de la Seguridad Social debía constar que ella colaboraba en la empresa. '¿Por qué voy a ser colaboradora de lo mío?', se ha preguntado siempre.

Y así un suma y sigue que ha impedido a las mujeres rurales figurar como titulares del negocio junto a sus maridos. ¿Por qué? Porque nunca se ha contemplado la cotitularidad de las explotaciones agroganaderas. Y en más del 70% de ellas los que figuran como dueños son hombres.

Hace apenas dos días, esa injusticia dio un primer paso para desaparecer tras aprobarse en Consejo de Ministros el decreto que regulará la cotitularidad. Para Gutiérrez, el viernes 'fue un día histórico'.

La desigualdad en las mujeres rurales es sólo un ejemplo del camino que aún queda por recorrer, tal y como señaló la propia ministra de Igualdad, Bibiana Aído, tras la reunión del Consejo de Ministros.

La ley de Igualdad efectiva entre Mujeres y Hombres, aprobada en marzo de 2007, ha proporcionado más herramientas para luchar contra la discriminación laboral por razón de sexo, como recoge el informe presentado el viernes que evalúa la normativa. Pero hay datos que se obstinan en permanecer y, si bien es cierto que aumenta la contratación de mujeres, también es una realidad que ellas son las destinatarias del 70% de los contratos a tiempo parcial y sólo del 40% a tiempo completo.

'No somos criadas de nadie'

Begoña, conductora de Metro, y sus dos hijas no toleran el machismo

A Marta Alonso, de 17 años de edad, el feminismo le suena a algo marciano y ni siquiera acierta a definirlo. A su hermana Silvia, de 15 años, le sucede algo similar. Creen que ya no es necesario. Ellas no consideran que las mujeres lo tengan más difícil en un mundo de hombres, quizá porque las dos adolescentes tienen un ejemplo de superación en casa: Begoña León, de 42 años, su madre, que desde hace 12 es conductora de Metro de Madrid, un sector copado por los hombres. “Nunca he tenido problemas. Alguna vez un viajero ha dicho al verme: Una mujer, ¡pues no me subo! pero no sabes si va en serio o en broma”, explica Begoña.

esta mujer cree que “ahora ya no hay trabas para nadie”. “No soy feminista, creo que es una tontería”, subraya. Ni Begoña ni sus hijas tienen un modelo de mujer a la que admirar: “No se nos ocurre nadie”, dicen tras pensar un instante.

Sus hijas, que quieren ser “profesoras de niños pequeños”, dicen tener las cosas claras. Están convencidas de que no tolerarían jamás en una pareja que tuviese celos o que las tratase “como una criada”. Su madre asegura que ella tampoco y presume de que su marido “siempre ha ayudado con las tareas domésticas. Él colabora, el que está en casa es el que lo hace”.Esta conductora de Metro ha hecho un gran esfuerzo en su vida por conciliar vida familiar y laboral. Aun así, es consciente de que se ha perdido cosas con sus hijas: “Claro que sí, cuando eran pequeñas salía de casa a las 5.30 de la mañana y no podía quedarme a levantarlas y darles el desayuno”.

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