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"Para que mi hija perdiera peso, cambiamos de vida"

Los expertos recomiendan que las familias con niños obesos modifiquen sus hábitos y combatan el sedentarismo. Uno de cada tres menores de 3 a 12 años padece sobrepeso

ANNA FLOTATS

Laura Rufo tiene 10 años y no soporta ver fotos de cuando era más pequeña. 'Esa niña no soy yo', advierte mientras aparta la vista del álbum familiar. Hace tres años, impotente ante los insultos de sus compañeros de clase, escribió en un papel una frase lapidaria: 'No quiero existir'. Tenía siete años y pesaba 45 kilos.

Como Laura, casi el 30% de los niños españoles de tres a 12 años sufre exceso de peso, según el último estudio de la Fundación Thao, presentado recientemente en Barcelona. España sigue ocupando los primeros puestos en los índices de obesidad infantil de Europa junto con Grecia, Italia y Malta, y los expertos advierten: si el sobrepeso no se combate desde la cuna, podríamos llegar a los niveles de Estados Unidos, donde el 35% de los jóvenes es obeso.

'No hacemos dieta, simplemente comemos sano', explica Marisa

Marisa Cotoal, la madre de Laura, reaccionó cuando la niña tenía 7 años. Al descubrir ese papel se dio cuenta de que su hija estaba sufriendo, pero no sabía qué hacer. Ella también había sido 'la gordita de la clase'. Con 37 años pesaba 103 kilos y necesitaba ayuda para atarse los cordones de los zapatos.

Los niños que tienen una madre obesa tienen el triple de riesgo de padecer exceso de peso. 'Éramos dos bolitas -recuerda Marisa- pero al final entendí que para que mi hija se curara, la primera que tenía que cambiar de vida era yo'.

Tras pasar por el pediatra, el endocrino y el psiquiatra, Laura se sometió a un plan de seguimiento en el Hospital Universitario La Paz de Madrid. Al margen de la dieta y el ejercicio físico, el objetivo de los endocrinos infantiles es cambiar los hábitos de toda la familia.

Los médicos piden más horas de Educación Física en los colegios

'El sobrepeso no duele, pero hay que concienciar a la sociedad de que es un problema de salud grave porque puede provocar enfermedades cardiovasculares y diabetes', afirma el doctor Luis Salamanca, del Departamento de Endocrinología de La Paz. Por eso, Salamanca sostiene que 'el sobrepeso infantil debe ser responsabilidad de toda la familia'. Es decir, no puede ser que el niño cene una ensalada mientras sus padres se comen dos hamburguesas.

En casa de Marisa tomaron buena nota. Ella perdió 40 kilos y Laura, que ahora tiene 10 años y llegó a pesar 50 kilos, ha alcanzado los percentiles de estatura y peso adecuados a su edad: mide un metro y medio y pesa 47 kilos. En la cocina de su casa ya no hay croquetas ni pizzas congeladas. Los desayunos a base de leche con galletas y bollos ahora tienen que ser frugales. Se terminaron los filetes rebozados, el pan, las patatas fritas y las chucherías. 'No hacemos dieta, simplemente, comemos sano', resume Marisa, que ahora ve a Laura 'más alegre y feliz'.

La familia de Laura reaccionó a tiempo. A otras, en cambio, les toca lidiar con este problema en plena adolescencia del hijo. 'En esas edades es más difícil luchar contra la obesidad porque el aspecto social cobra mucho protagonismo y el rechazo de los compañeros es complicado de superar', explica Clotilde Vázquez, jefa de Nutrición del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

Por eso es tan importante que la familia se implique en el proceso. Vázquez considera que los padres deben encargarse de la alimentación y el colegio, de 'incorporar el ejercicio físico en la vida diaria'. La Ley Orgánica de Educación (LOE) obliga a dar un mínimo de dos horas semanales de Educación Física en Primaria y Secundaria, un tope que los endocrinos consideran insuficiente. Vázquez reclama un 'consenso educativo interterritorial' para que los niños hagan deporte todos los días en el colegio.

Laura va a clases de baile entre semana y los fines de semana monta en bici con sus padres. 'Antes no hacíamos nada de deporte y ahora no paramos', cuenta Marisa. El sedentarismo es el mejor aliado de la obesidad infantil. Para desterrarlo de la rutina de los niños y promover hábitos de vida saludables, la Fundación Thao implantará este año un programa pionero en España para concienciar a las familias. Más de 300.000 niños de hasta 12 años participarán, junto a sus padres y profesores, en las acciones que el proyecto llevará a cabo, de momento, en 44 municipios catalanes.

Lo más importante es que las familias aprendan a cocinar sano y comprueben que no requiere tanto tiempo como piensan. 'No es cuestión de tiempo, sino de conocimiento', asegura Marisa. La doctora Vázquez admite que el ritmo de vida actual hace difícil cocinar platos elaborados y que muchos padres no siempre pueden comer con sus hijos, por lo que insiste en la necesidad de que los niños aprendan a cocinar sano y se lo tomen como una costumbre: 'Igual que lavarse los dientes'.

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