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Montilla asegura que CiU representa la involución

El president recuerda que 'ahí están' algunas caras del pujolismo

FERRAN CASAS

José Montilla tiró ayer de manual. De manual de presidente. No hay inquilino de sede gubernamental que no avise de la involución (económica, social o política) que se producirá si gana su rival. Y el líder del PSC no fue menos al advertir del peligro de vuelta al pasado si Artur Mas y CiU ganan el 28 de noviembre.

A diferencia de lo que pasa con otros mandatarios, a él le ayuda que en la retina de una mayoría de catalanes sigan algunas inconveniencias de los 23 años de pujolismo y las caras de algunos de sus últimos consellers, aún en primera línea de la federación. No fue, pues, casual que, además del propio Mas (que en su día ocupó dos consellerias y la Conselleria en cap), el president recordará que 'ahí están' Ramon Espadaler, Felip Puig o Núria de Gispert. Todo pese a que CiU se presenta a las elecciones enarbolando con vigor la bandera del cambio.

Una bandera que Montilla y el PSC no están dispuestos a permitir que los nacionalistas exhiban. Ante el consejo nacional de su partido, que ayer aprobó las listas para las autonómicas por práctica unanimidad, el primer secretario afirmó 'que no son el cambio real, sino los mismos'. 'Y no sólo no son el cambio sino ni tan siquiera el recambio', zanjó.

Para él, que CiU vuelva a la Generalitat es 'ir a peor' porque no pueden pretender 'levantar Catalunya' (lema muy repetido por Mas) los que en su día, y tras dos décadas de gestión, la 'hundieron'.

Montilla no sólo ancló, tres días después de una huelga general seguida por buena parte de su electorado, su discurso a la izquierda para distinguirlo del liberalismo de federación. También volvió a evidenciar que las diferencias con José Luis Rodríguez Zapatero por el autogobierno son, ahora, pasado.

En este sentido recordó que hitos como el Estatut o el acuerdo de la financiación fueron realidad 'gracias al Gobierno del PSOE y no a los que se llenaron la boca con Catalunya 23 años'. Una CiU que negó el pan y la sal a Zapatero en sus dos investiduras pero que, en cambio, 'apoyó las de Aznar'.

El president insistió en que 'nunca como ahora' Catalunya ha progresado tanto socialmente y que estos avances los cuestiona CiU. Por ejemplo, denunció, cuando los nacionalistas critican la construcción de hospitales en Reus o el Baix Llobregat o del aeropuerto de Alguaire, en Lleida. Unas obras que son iconos de la 'cohesión territorial y social del Govern del PSC', partido empeñado en 'seguir transformando'. Pero también el PP, que en materia de inmigración 'no persigue a los delincuentes sino a los diferentes'.

El PSC aprobó unas listas en las que Montserrat Tura, en segundo lugar, o Ernest Maragall, en el séptimo, garantizan la presencia del sector catalanista y que introducen elementos de renovación. Intentando levantar el ánimo de los suyos afirmó que la candidatura, 'catalanista y de izquierdas del primero al último', no es para 'gobernar el partido tras las elecciones sino Catalunya'. 'Si actuamos con un compromiso máximo concluyó las cosas saldrán bien'.

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